La reina estaba aprensiva a igual que su esposo. Había sido educada, desde su primera infancia, en las políticas de Estado, y siempre supo lo que significaba la herencia dinástica. Por eso entendía el dolor de Felipe IV al presenciar que sus esperanzas se desvanecían después de la muerte prematura de Felipe Próspero, ocurrida el día de todos los Santos de 1661. El tierno infante, no era sino el último episodio mortal de una sucesión larga de ellos. De hecho, Mariana había sufrido una trágica experiencia maternal
Apenas contaba con quince años cuando tuvo que abandonar su Viena natal para trasladarse a Madrid y contraer matrimonio con su propio tío, el rey de España, hermano de su madre, la emperatriz María. Además, al ser hija de una infanta española, se daba por hecho que conocía la lengua y los usos cortesanos propios de su nuevo reino. El matrimonio se celebró en 1649, los propios contrayentes no vieron mal alguno en cuanto al parentesco que los unía. Cabe mencionar que la diferencia de edad también era un hecho notable ya que les separaba veintinueve años. El rey entonces contaba con cuarenta y cuatro años.
Finalmente, llegó el esperado domingo, 6 de noviembre, y todo parecía preparado para el ansiado alumbramiento. Los doctores y médicos, sobre aviso; el confesor de la reina cerca de ella y el mayordomo de su Casa repasando con todo cuidado la disposición de los enseres de la cámara del natalicio. Para garantizar que todo transcurriera bien se habían dispuesto en orden todas las santas reliquias que se encontraban en el palacio y otras traídas desde El Escorial y otras partes. Todo estaba, por lo tanto, a punto para recibir el nuevo retoño real.
A mediodía, tras un almuerzo moderado, Felipe se retiró a sus aposentos. A la misma hora la reina sintió molestias y se dirigió hacia su cuarto. La comadre Inés de Ayala y el protomédico de la Real Cámara, don Andrés Ordoñez, testigos ambos en 1634 del nacimiento en Viena de aquella reina, la asistían ahora en su sexto parto, el más anhelado de todos. Mariana de Austria tenía, entonces, veintisiete años. Para la alegría de todos, la soberana dio a luz a un varón en la pieza de la torre del Alcázar madrileño, las crónicas de la época aseguran que no hubo contratiempo alguno.
Según el documento oficial de la Gaceta, "vio la luz de este mundo un príncipe hermosísimo de facciones, cabeza grande, pelo negro y algo abultado de carnes". Sin embargo, por los mentideros de Madrid y de la corte empezaban a circular rumores que retrataban al heredero de forma muy distinta. En realidad, pese a las alentadoras proclamaciones oficiales, lo cierto era que la salud del heredero dejaba mucho que desear. Todos los datos que poseemos acerca de los primeros años de vida del príncipe Carlos coinciden en señalar la escasa salud de la criatura y los problemas permanentes que su crianza supuso. Incluso, circularon absurdos cotilleos por las cortes europeas que en vez de niño había nacido niña.
La falta de vitalidad del príncipe, fruto del abuso de los matrimonios endogámicos, llevó a que se extremasen los cuidados sobre su persona. Aquejado de raquitismo e invadido por una extrema debilidad, su pobre salud y aspecto fueron pronto objeto de burla en sátiras y coplillas populares.
Aquel niño fue recibido con mucha alegría. En efecto, a las tres de la tarde, cuando la noticia ya se había propagado por todos los rincones, un Felipe IV, pálido, sobrio y elegantemente vestido de negro terciopelo, salía de su cámara y, "acompañado del Nuncio, Grandes y Embajadores", se dirigía hacia la capilla de palacio con todas las etiquetas cortesanas. Allí, el cortejo real presidido por el monarca cantó un solemne Te Deum, comenzando así los festejos que, en honor de aquel príncipe de España, ocuparon todo aque mes de noviembre de 1661. Felipe IV volvía a recobrar el optimismo y la confianza. Por otro lado, intentaba no mostrarse demasiado radiante, la etiqueta española le imponía contener sus emociones.
Por todas las partes se celebraron solemnidades religiosas, se cantaron más te deums en acción de gracias y se invocó la protección divina para el recién nacido. También se festejó el acontecimiento con luminarias y corridas de toros, que eran los regocijos populares habituales en estas ocasiones. Mientras el pueblo estaba inmersos en las festividades, cientos de adivinos y astrólogos divulgaban sus presagios. Declaraban que el príncipe efectivamente llegaría a ser Rey. Las cartas astrales jugaban mucho a su favor: Saturno era el planeta que enviaban sus mayores efluvios, un astro que se encontraba en el horizonte de la corte de España, próximo a Mercurio y muy cerca del Sol. Todo avecinaba un futuro próspero, y más aún por su emblemática fecha de nacimiento, día 6 de noviembre, ya que este número era símbolo de "tantas y tan raras excelencias".
Bibliografía:
Conteras, Jaime: Carlos II el Hechizado. Poder y melancolía en la Corte del Último Austria. Temas de Hoy, 2003.
Calvo Poyato, José: Carlos II el Hechizado y su época. Colección memoria de la historia, Editorial Planeta, 1991.
Ribot, Luis: Carlos II: El rey y su entorno cortesano. Centro de Estudios Europa Hispánica, 2009.
La entrada de hoy es mi pequeño homenaje para conmemorar el 349 aniversario del nacimiento del último monarca de la Casa de Austria, Carlos II, conocido como "el Hechizado". El artífice de esta iniciativa es CAROLVS, mi estimado compañero de la blogosfera y autor del blog Reinado de Carlos II. Les recomiendo encarecidamente que lo visiten.
16 comentarios:
Milady, muchísimas gracias por tu colaboración. He encanta que hayas utilizado como fuente la obra de Contreras, yo también lo hice.
Un saludo.
Madame, el de la gaceta no dio ni una! Ni siquiera el color del pelo, que barbaridad. Y por si fuera poco encima pretendian que habia sido niña.
Muy bello texto, madame, con la sensibilidad y la elegancia que siempre la caracterizan.
Feliz fin de semana
Bisous
Por una vez no se equivocaron adivinos y astrólogos. Ese niño que había nacido con tantos problemas se convirtió en rey de España, Madame.
Menuda fiesta que se montaron para celebrar su nacimiento!jajaja...
Un saludo!
Carlos II: ¡ Muchas gracias a ti por tan inspiradora iniciativa! Saludos
La Dame Masquée: Efectivamente, Madame. La descripción no era para nada acorde con la realidad. Como era habitual, se exageraron los atributos y cualidades del recién nacido.¡Nadie quería por su puesto disgustar a Sus Majestades! Muchas gracias por la visita. Besos y buen fin de semana
Pablo D: Contra todo prognóstico, Carlos II, a pesar de las dificultades en su crecimiento y desarrollo, llegó finalmente al ser rey. Los astrólogos y adivinos acertaron de lleno en su vaticinio! Imagino que se hubieran prognosticado lo contrario despertarían seguramente la ira del rey! Saludos
Genial entrada.
Un abrazo.
Y es que cuando hay que recurrir a los astros, a sus conjunciones y a los pronósticos zodiacales es que las cosas no van a ir muy bien. Y así fue, peor imposible. Un saludo.
Ansiado heredero, en efecto. Sólo que el tiempo se encargará de frustrar su sucesión.
Un saludo.
Muy completo e interesante.
Saludos
Sensible, elegante y entrañable relato sobre el nacimiento y el carácter de Carlos II, enfermo desde la cuna y rey, a pesar de que su cuerpo y su alma se lo impedían. Me ha gustado bastante esta entrada; prometo volver con más frecuencia, Lady Caroline. Saludos.
Muy buena entrada. Gracias por ella.
Un beso,
Madame,
la iniciativa me parece oportuna y estupenda, aunque yo no le tengo muchas simpatías a este rey...
Feliz noche.
Senovilla:¡Muchas gracias, bienvenido a mi corte! Saludos
desdelaterraza-viajaralahistoria: En esos tiempos imperaba las superticiones, los reyes tenía por costumbre preguntar a los astrólogos si los astros enviaban buenos angurios a su retoño. Enrique VIII también los consultó cuando estaba a punto de nacer Elizabeth. Un saludo
Cayetano: Desgraciadamente, su reinado fue el ocaso de la Casa de Austria. Tantos matrimonios consanguíneos no podrían traer nada bueno. Saludos
Dissortat: Muchas gracias por la visita. ¡Bienvenido a mi corte! Saludos
Paco Hidalgo: Me alegro mucho de verlo por aquí, Paco. Muchas gracias por la visita. Me compadezco mucho por la desdicha de este rey, desde niño con problemas de salud irremediables. Saludos
Carmen: Gracias a ti. Saludos
Negrevernis: La idea de CAROLVS me pareció un excelente proyecto. A mi me ocurre lo contrario, la figura de este monarca siempre me ha causado fascinación. Saludos y feliz noche.
La verdad que ansiado fue y mucho, salieron las cosas así y acabó una época con el mismo siglo.
Saludos de otro participante en el "349".
José Eduardo: Demasiada expectación por el nacimiento del nuevo retoño. Si hubieran sabido ellos entonces que Carlos II sería el ocaso de su dinastía...
Saludos y bienvenido a mi humilde corte!
Lady, la responsabilidad que tenían las reinas de concebir un varón al reino tenía que ser un poco agobiante y encima que no le pasara nada. Ha sido interesante y bien documentado como siempre guapa.
Un besote de la maga curiosa.
Magamerlin:Muchas gracias. Decidamente, era algo que se les exigía a cualquier reina de la Cristiandad. Las pobres soberanas debían sufrir muchísima presión por parte del monarca, supongo que sería un agobio sin interminable. Además, siempre estaba el riesgo de fallecer por fiebres puerperales.
Bss
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