viernes, 30 de enero de 2009

La moda en la corte de Enrique VIII: Las joyas

Durante el reinado de Enrique VIII, las joyas de estilo medieval dieron paso a los diseños renacentistas, entre los que destacaba los camafeos y los grabados con motivos clásicos. Los retratos de cabeza aparecían no sólo en camafeos, sino también en medallones en miniatura que se engarzaban en colgantes, broches y anillos. Muchas joyas estaban adornadas con motivos de la naturaleza, y gran número de ellas eran marcadamente simbólicas y con frecuencia daban cuerpo a alusiones visuales o juegos de palabras.


Extraordinario anillo con los retratos de Elizabeth y Ana Bolena (1575)


Miniatura de Enrique VIII (1526) atribuída a Lucas Horenbout

Las joyas eran imprescindibles para definir el status social de una persona, incluso más que la indumentaria. En la corte, ambos sexos hacían gran ostentación de joyería, la mayor parte de la cual era obra de ofebres londinenses o se importaba de Italia, París o Brujas.

Los oficiales del Estado o de la casa llevaban gruesos collares de oro con eslabones en forma de doble, con insignias de rastrillos y rosas de los Tudor y una rosa colgante, como se ve en el retrato de Tomás Moro que pintó Holbein.



Enrique VIII poseía una enorme colección de joyas, mayor que la de cualquier otro rey inglés. Parte de ellas eran heredadas, pero muchas las hicieron por encargo, algunos diseños eran del propio monarca. A Enrique le encantaba enviar agentes al extragero en busca de piezas magníficas y raras. Sus piezas fueron las primeras de Inglaterra en plasmar motivos clásicos. Entre ellas había un colgante en el que aparecía un rostro antiguo , una tabilla con una representación de Hércules y otra de oro antiguo adornada con diez esmeraldas y angelotes blancos.

Los collares de Enrique eran increíblemente espléndidos, con incrustaciones de piedras preciosas de altísimo precio, uno de ellos pesaba más de tres kilos. También era dueño de noventa y nueve anillos de diamantes. Buen numero de joyas suyas fueron robadas, "se perdieron a espaldas del soberano" o "se regalaron voluntariamente".



Enrique VIII atribuído a Hans Eworth (1545)

Parte de la colección de joyas del rey Enrique tenían un significado religioso, tales como los relicarios, insignias para sombrero, crucifijos, corazones, devocionarios y colgantes de "IHS" o "Jesús" como el que llevaba Jane Seymour, pero con la llegada de la Reforma estas cosas pasaron de moda. Curiosamente, el monarca poseía un anillo de oro con una calavera, ejemplo de una costumbre de aquella época que consistía en llevar joyas que recordaban la mortalidad.


Pintura de la reina Jane de Hans Holbein

La joyas personalizadas eran también muy populares en aquellos tiempos. Ana Bolena tenía como mínimo tres colgantes en forma de iniciales: "AB" y "B", que aparecen en varios retratos suyos.



Ana Bolena, pintor desconocido

El rey se aseguró de que sus sucesivas esposas estuvieran bien provistas de joyería. La reina de Inglaterra poseía dos colecciones: sus joyas oficiales, que había heredado de las anteriores consortes y entre las que había algunas piezas muy antiguas e históricas, y sus joyas personales, que valían una fortuna.

Actualmente se conservan pocas joyas de la Casa Tudor. Al cambiar los gustos, las piezas se fundían para hacer otras, por lo que la mayor parte de la información sobre estas piezas procede de retratos y de documentos escritos.

Bibliografía:

Weir, Alison: Enrique VIII, el rey y la corte, Círculo de Lectores, Barcelona, 2004.

tudorhistory.org

viernes, 23 de enero de 2009

La moda femenina en la corte de Enrique VIII: Los tocados

En tiempos de los Tudor, la corte y la nobleza eran quienes imponían las tendencias del vestuário. La ropa desempeñaba un papel importante en lo que se refería a proclamar el rango y la riqueza de quien las llevaba, ya que a veces era carísima.Cuanto más suntuosos eran el tejido y los adornos, mayor la posición social. Se llegaron a promulgar leyes que restringían el uso de ciertos tejidos y colores a personas de determinadas categorías. Este primer capítulo lo dedicaremos a los tocados femeninos.

Llevar el pelo suelto sólo les estaba permitido a las muchachas solteras y a las reinas en los actos oficiales. Las mujeres casadas usaban capuchas de "varias clases de terciopelo a modo de gorra". Las capuchas triangulares era una prenda peculiaramente inglesa que fue popular entre 1480 y 1540 aproximadamente. Inspirada por el arco de cinco puntas de la arqutectura gótica tardía, enmarcaba el rostro y ocultaba por completo los cabellos. Las capuchas triangulares se hacían con varias capas de terciopelo forrado con seda y adornado con suntuosos bordados y orfebrería, reforzado con metal o alambre y sujetado con alfileres decorativos. La manera como se confeccionaban esas capuchas hasta hoy es un misterio, y se cree que tenían un significado simbólico. Catalina de Aragón y Jane Seymour fueron adeptas a ese tocado.




En la década de 1520, las damas elegantes empezaron a llevar la capucha francesa, introducida en Inglaterra por Ana Bolena. Era una prenda con forma de media luna que se confeccionaba con materiales parecidos a los de la capucha triangular, y se llevaba en la parte superior de la cabeza, dejando los cabellos al descubierto y formando un moño.Un velo de color negro colgaba sobre la espalda. En 1540 la capucha francesa ya superaba a la triangular en popularidad y seguiría estando de moda durante cincuenta años. Como dato curioso, Jane Seymour prohibió el uso de este tocado durante su reinado, regresando nuevamente a la corte después de su muerte. Aparte de Ana Bolena, otras dos reinas, Catalina Howard y Catalina Parr lucían esa prenda de vestir.





Bibliografía:

Weir, Alison: Enrique VIII, el rey y la corte, Círculo de Lectores, Barcelona, 2004.

www.henrytudor.co.uk

viernes, 16 de enero de 2009

Jane Seymour "Obligada a obedecer y a servir": Segunda Parte




Enrique VIII y Jane Seymour se comprometieron secretamente en Hampton Court, temprano, en la mañana del 20 de mayo, veinticuatro horas después de la ejecución de Ana Bolena. Al poco tiempo, el 30 de mayo de 1536 se celebró oficialmente el matrimonio en el "gabinete de la reina" en Whitehall.El 04 de junio fue públicamente declarada reina. Ella eligió como moto: "Obligada a obedecer y a servir".

Jane no pudo disfrutar de una gran coronación tal y como lo hizo Ana, la anterior consorte. Era verano y la peste se extendía por todo Londres. El rey le dijo que debería esperar hasta primavera para ser coronada. Pero se rumoreaba, que Enrique no tenía ninguna intención de hacerlo hasta que su esposa diera a luz a su ansiado hijo.

Se cuenta que era una dama que disfrutaba de los placeres sencillos. Adoraba los jardines y era una costurera experta, cuyo trabajo se exponía en los palacios reales más de un siglo después de su muerte. También le gustaban la caza y la pesca e iba de cacería siempre que podía.

Una de sus primeras medidas como reina, fue lograr la reconciliación entre Enrique VIII y su hija María. Consiguió que Enrique permitiera que Lady María regresara a la corte, donde le dió procedencia como "la primera después de la reina". Jane tomaba a María de la mano y caminaba con ella como su igual, y se negaba a ser la primera en cruzar las puertas. Apenas les separaban siete años de diferencia y se hicieron muy buenas amigas, además de compartir el fervor religioso por la vieja fe.

La corte de la reina Jane, si debía ser espléndida, también debía ser decorosa. Se cuenta que era estricta en cuanto a los trajes de sus damas, prohibiendo la moda francesa introducida en la corte por Ana Bolena. Se decía que sus amistades eran sólo femeninas y su reinado se caracterizó por transmitir una atmósfera severa, casi opresiva. Se preocupaba por los mínimos detalles, muchas veces sin importancia, quería que todo estuviera impecable.

Finalmente a principios de 1537, el rey recibió la buena nueva que tanto ansiaba: su queridísima esposa estaba embarazada. El embarazo de Jane le despertó un deseo incontrolable de comer perdices.El monarca ordenaba traerlas desde Calais y Flandes. Engordó terriblemente y se tuvieron que ensanchar todos sus vestidos.

A comienzos de septiembre de 1537, la reina se retiró al Palacio de Hampton Court para reposar en vísperas del gran acontecimiento. El parto fue largo y difícil, pero al final, a las dos de la madrugada del 12 de octubre de 1537, la soberana dió a luz el esperado príncipe. Enrique VIII se monstró lleno de júbilo y lloró de alegría cuando sostuvo a su hijo en brazos por primera vez, y el país estalló en celebraciones.A la edad de 46 años, el monarca había logrado su sueño. El niño fue bautizado con el nombre de Eduardo, por su bisabuelo, Eduardo IV, pero más en particular porque era la víspera de San Eduardo. Las hermanas del joven príncipe, María y Elizabeth atendieron al esplendida ceremonia de bautismo. Jane acudió al gran evento, pero aún se encontraba débil y sin fuerzas. María actuó como madrina, Elizabeth la llevaba en brazos el tío del niño, Thomas Seymour.

A los pocos días de nacer su hijo, Jane contrajo fiebre puerperal, probablemente a causa de los métodos obstréticos poco higiénicos que se emplearon en el parto. Al día siguiente después del bautizo, su salud fue empeorando cada vez más. La fiebre y la infección dominaban de su cuerpo. Desgraciadamente, Jane murió a medianoche el 24 de octubre de 1537, sólo doce días después del nacimiento de su hijo. Tenía veintiocho años y había sido reina de Inglaterra menos de dieciocho meses.

El rey la consideró siempre su "verdadera" esposa, la única que fue capaz de darle el heredero varón que tanto deseaba. Tanto es asi que la enterró en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, lugar que él había destinado para su propia tumba. Ella fue la unica de las seis consortes que descansó eternamente junto a Enrique VIII, y según cuentan, la que sinceramente le amó. El monarca vistió negro hasta 1538 y tardó más de dos años en volver a casarse.

Nunca sabremos si detrás de ese rostro bondadoso y servicial se escondía algo más. Su familia, los Seymour, no midieron escrúpulos hasta ver a su hermana en el trono de Inglaterra. En una corte con tantas ansias de poder, no sería de extrañar que la ambición se hubiera apoderado de ella también. Tal vez quisó actuar con cautela y sensatez, sin intrometerse demasiado en los asuntos de Estado, en vistas del trágico destino de la anterior consorte. Años después de su muerte, incluso mientras estaba casado con otra de sus esposas, Jane seguía apareciendo en los retratos reales como reina. Su especial condición como madre del heredero nunca fue olvidada.

Para finalizar os dejo con este bonito video con imagenes de Jane Seymour...




Fuentes Bibliográficas:

Weir, Alison: Enrique VIII, el rey y la corte, Círculo de Lectores, Barcelona, 2004.

Fraser, Antonia: Las seis esposas de Enrique VIII, Ediciones Web, Barcelona, 2007.

es.wikipedia.org/wiki/Jane_Seymour

englishhistory.net/tudor/monarchs/seymour.html

www.luminarium.org/encyclopedia/janeseymour.htm

lunes, 12 de enero de 2009

Jane Seymour: "Obligada a obedecer y a servir": Primera Parte



Jane Seymour se hizó conocida por haber sido la tercera esposa de Enrique VIII y madre del futuro rey Eduardo VI. Fue la quinta hija de los diez hijos de John Seymour y Margery Wentworth. Los Seymour eran una familia de respetable e incluso rancio abolengo en una época en que tales cosas era importantes. Su apellido ,de origen Normando, se rumoreaba que era un tanto oscuro y en un princípio se pronunciaba St Maur. Se cuenta que ascendieron en riqueza e influencia gracias a una serie de matrimonios ventajosos con herederas de sangre noble.

Su padre, Sir John Seymour, acompañó a Enrique VIII en su campaña francesa de 1513 y estuvo presente en el Campo de Tela Dorada en 1520. Fue nombrado caballero y luego convertido en un Hidalgo del Dormitorio. También había sido Sheriff en Wiltshire y en Dorset, digamos que era una carrera poco notable, pero de todos modos lo situó al lado del monarca durante toda su vida.

La fecha exacta del nacimiento de Jane es desconocida, las fuentes indican que fue entre 1504 y 1509. Sin embargo la mayoría de los historiadores, como es el caso de Antonia Fraser, prefieren 1509. Poco se sabe sobre su vida antes de llegar al corazón del monarca inglés, pero se ha estudiado la posibilidad que terminara su educación en la corte francesa, a servicio de la reina María Tudor, y más adelante de la reina Claudia. Como anecdota curiosa, puede que compartiera el mismo techo que Ana Bolena, ya que ambas fueron damas de honor en el país galo y regresaron a Inglaterra al mismo tiempo.

Jane llegó a la corte inglesa como dama de compañía de la reina Catalina de Aragón. Sin embargo, enseguida Ana Bolena se coronó reina y sus atenciones se volcaron en la segunda esposa del soberano.Por esa razón, fue testigo de presenciar la tempestuosa relación entre Enrique y Ana.

En septiembre de 1535, Enrique VIII se alojó en la residencia de la familia Seymour en Wiltshire, Inglaterra. Es posible que haya sido allí que el rey por primera vez se fijara en ella. Pero no fue hasta febrero de 1536 que su interés por Jane se volvió más evidente. Para entonces el monarca no ocultaba su desinterés por Ana, y Jane era la candidata perfecta para reenplazarla como reina.

Que atributos poseía Jane suficientes para cautivar al rey Enrique?
Jane tenía alrededor veinticinco años cuando atrajo la atención del soberano por primera vez. Según las descripciones de la época, era "una mujer de sumo encanto tanto en el aspecto como en el carácter". Pero otras fuentes sugieren que parece probable que el encanto de su carácter superaba considerablemente en encanto de su aspecto. Chapuys, el embajador español, la describía de "estatura media y no de gran belleza". Su rango más distintivo era su famosa tez "blanca pura". Según Holbein, retratista de la corte, tenía una gran nariz y una boca firme, labios apretados, pero una cara de forma oval con una frente alta tan apreciada en aquel tiempo. La impresión predominante en sus retratos es ante todo el de una mujer sensata, además de virtuosa y poseedora de una reputación impecable. A diferencia de sus hermanos y de Ana Bolena no simpatizaba con las ideas religiosas protestantes.

Enrique VIII empezó a cortejarla y le regalaba costosos obsequios que siempre devolvía. Además sus hermanos, Edward y Thomas Seymour, fueron promovidos en la corte. Le decía a su mensajero que recordara que ella era " una gentil dama de linaje recto y honorable y sin mancha", por encima de todo estaba su honor. Si el rey se dignaba hacerle un obsequio de dinero, rogaba que fuera cuando ella tuviera un matrimonio honorable. Lejos de sentirse desilusionado, el soberano se sintió encantado con ese rechazo. En abril de 1536, Edward Seymour, hermano de Jane, y su esposa cambiaron sus habitaciones por unas que tenía paso directo a unos aposentos del rey, así Enrique podía visitar a Jane de una forma más discreta y privada.

El deseo del monarca de casarse con Jane aceleró las falsas acusaciones de adulterio contra la reina Ana. La reciente muerte de Catalina de Aragón también contribuyó para considerar su decisión. El monarca estaba dispuesto a deshacerse de su actual esposa a toda costa, y la presencia de Jane fue el detonante para tomar tan drástica decisión. La desgracia de Ana fue haber abortado por segunda vez, haciendo que el monarca perdiera todas las esperanzas que diera a luz a su ansiado hijo varón. El rey estaba convencido que si se libraba de Ana y se casaba legítimamente con Jane sería posible engendrar su deseado heredero. Ana Bolena fue declarada culpable de todos los cargos que se le imputaban y condenada a muerte. Fue ejecutada por la espada del verdugo el 19 de mayo de 1536.

Esta historia continuará... el proximo post se publicará esta misma semana...

Fuentes Bibliográficas:

Fraser, Antonia: Las seis esposas de Enrique VIII, Ediciones Web, Barcelona, 2007.

es.wikipedia.org/wiki/Jane_Seymour

en.wikipedia.org/wiki/Jane_Seymour

englishhistory.net/tudor/monarchs/seymour.html

www.luminarium.org/encyclopedia/janeseymour.htm

www.tudorhistory.org/seymour/

sábado, 3 de enero de 2009

Henry Fitzroy, I Duque de Richmond y Somerset



Henry Fitzroy era hijo de Enrique VIII y de Elizabeth Blount, una dama de compañía de Catalina de Aragón. Nació el 15 de junio de 1519 en una casa llamada Jericho en Blackmore, cerca de Chipping Ongar, en Essex. Dicen que era "un apuesto varón de belleza parecida a la del padre y la madre".La falta de herederos varones al trono era una preocupación constante para el soberano, algo que realmente le afligía y le causaba un gran malestar. Desde su nacimiento, el rey sintió una verdadera adoración por él y no dudó en reconocerlo abiertamente como su hijo ante toda la corte.

Fitzroy era el tradicional apellido de un bastardo real, que indicaba orgullosamente su parentesco. El prefijo de su apellido "Fitz" significa hijo, y "-roy" deriva del francés "roi". Otra señal de que Henry gozaba del favor de su padre, era tener como padrino de bautizo al Cardenal Wolsey, que a su vez también había sido padrino de su hermanastra María, tres años y medio antes. La aceptación de Henry Fitzroy no era en sí misma excepcional en una época en que los nobles de toda clase, así como los reyes, veían como su deber ocuparse de sus hijos bastardos. Enrique VIII ordenó que Wolsey se hiciera cargo de su educación, pero parece ser que durante sus primeros años el niño permaneció al lado de su madre.

A la edad de 6 años, el 06 de junio de 1525 fue elegido miembro del orden de los Caballeros de la Jarretera. La ceremonia solemne de la posesión del título se celebro en la Capilla de San Jorge en Windsor, donde ocupó la segunda silla al lado del rey. La reina Catalina, que desde hacía tiempo conocía la existencia del muchacho y parece que no albergaba ningún rencor personal contra él, presenció la ceremonia desde su camarín. Pocos dias después, el 18 de junio, el rey Enrique elevó a su hijo a la dignidad de duque de Richmond y Somerset y conde de Nottingham. Estos títulos reales no indicaban un heredero al trono, pero subrayaban la elevada condición y la sangre real del nuevo duque. Enrique VIII en persona diseño su escudo de armas.

Si fuera poco todo eso, se atribuyeron grandes propiedades al pequeño Henry, que además fue nombrado gran almirante, teniente general al norte de Trent y custodio de todas las provincias hasta Escocia. El duque de Richmond iría al norte para ser educado de la manera que convenía a su posición. Según un embajador veneciano, que presenció la ceremonia, le quedó claro las intenciones del rey: "Ahora es el primero después de Su Majestad, y bien podría ser ensalzado, por voluntad del rey, a cosas más altas". Logicamente la reina, no se pusó nada contenta con la situación, se ofendió mucho a causa del ascenso del niño, pues claro está, lo vio como una amenaza a posición de su hija, la princesa María. Aparte de todos los títulos que le fueron otorgados, Henry recibía una gran suma de dinero anual suficiente para que pudiera considerarse la segunda persona más rica de toda Inglaterra, superado unicamente por el rey.

En 1530, en medio del brote de peste que asolaba toda Inglaterra, Enrique VIII envió a sua hijo al Castillo de Windsor, donde le haría compañia el hijo del duque de Norfolk, Henry Howard, que ya era conde de Surrey. Ambos eran de edad similar, Fitzroy 11 y Howard 13. Eran compañeros inseparables, jugaban juntos al tenis, montaban a caballo, cazaban.Permanecieron allí dos años y se harían amigos íntimos compartiendo muchas vivencias juntos. Años más tarde el conde de Surrey recordaría aquellos tiempos con añoranza mientras se encontraba nuevamente en el castillo de Windsor, pero ahora en calidad de prisionero. El poema a continuación describe el despertar de la adolescencia, siendo uno de sus poemas más conmovedores del que fue unos de los poetas más grandes de su época. Esta obra revela mucho sobre los años de formación de Henry Fitzroy que cualquier otra fuente:

Tan cruel prisión, ¿como pudo suceder ¡ya!,
como la orgullosa Windsor?, donde yo, ansioso y gozoso,
Con el hijo de un rey pasé mis años infantiles
En mayores festejos que los hijos de Troya de Príamo:
Donde cada dulce lugar devuelve un amargo sabor,
Los grandes jardines verdes donde solíamos pasar el tiempo
Con los ojos alzados hacia la torre de las doncellas,
Y serenos suspiros como los de los enamorados.
Las casas señoriales, las damas luminosas,
Los bailes cortos, largos cuentos de gran deleite,
Con palabras y miradas que por fuerza lamentarían los tigres,
Donde cada uno de nosotros defendía el derecho del otro.




Henry Howard, conde de Surrey y gran amigo de Henry Fitzroy

En la primavera de 1532 volvió al sur de Inglaterra, residiendo por un tiempo en Hatfield, y en otoño acompaño a su padre a Calais, para que estuviera presente en su encuentro con Francisco I. Su siguiente viaje fue a París junto a su amigo Henry Howard, permaneciendo allí hasta septiembre de 1533.

Varias propuestas matrimoniales llegaron a oídos del joven duque, entre ellas la sobrina del Papa Clemente VII, una princesa danesa,una princesa francesa y por último la hija de Leonor, reina consorte de Portugal, hermana de Carlos V, que más tarde sería reina de Francia. Al final la elegida fue una inglesa, Mary Howard, hija de Thomas Howard, 3º duque de Norfolk y hermana de su gran amigo Henry, conde de Surrey. La ceremonia se celebró el 25 de noviembre de 1533, ambos contrayentes contaban con 14 años. Temeroso que la actividad sexual debilitara a su hijo, al igual que ocurrió con su hermano Arturo, Enrique VIII ordenó que se pospusiera la consumación del matrimonio. Aún que la tradición dice que Ana Bolena era reaccia a esa unión, hoy en día se sabe que fue ella quién organizó el matrimonio de Mary y el hijo ilegítimo del rey. Por lo tanto la familia Howard estaba más cerca (en favores y en familia) al rey.



Mary Howard, duquesa de Richmond y Somerset

Después de su matrimonio la intención del rey era enviarlo a Irlanda, pero debido a su delicada salud prefirieron que se quedara en la corte.Se menciona su presencia en la ejecución de Ana Bolena el 19 de mayo de 1536. Desgraciadamente su prometedora carrera no duraría mucho, el joven duque de Richmond murió en el Palacio de Saint James el 22 de julio de 1536, a la temprana edad de 17 años. Se cree que la causa de su muerte fue la Tuberculosis. Su defunción se mantuvo en secreto: el rey ordenó a Norfolk, suegro de Richmond, que hiciera poner el cadáver en un ataúd de plomo, ocultarlo bajo un montón de paja y transladarlo en un carro de agricultor, con sólo dos servidores, al Priorato de Thetford, donde sería enterrado.

La muerte del Fitzroy se ocultó debido a los temores relativos a la sucesión, los cortesanos opinaban de que, pese a ser hijo bastardo,varón y a punto de alcanzar la madurez, tenía más oportunidades de suceder a su padre que las dos hijas de Enrique, María y Elizabeth, pues ambas habían sido desheredadas. Pero la muerte de Richmond dejó abierta la lucha por el trono.

Enrique VIII reprendió en público a Norfolk por no haber sepultado a su querido hijo con los honores que correspondían a su rango. Con el tiempo al monarca se le pasó el enfado y el cuerpo de Henry Fitzroy fue enviado a la iglesia de Framlingham en Suffolk, donde estaba enterrados muchos miembros de la familia Howard. La viuda de Henry, Mary Howard, a la que dejó virgen, tendría que luchar mucho tiempo para hacer valer sus derechos como esposa que era y se enojaría cada vez más con su padre por no apoyarla.

Enrique VIII sobrevivió a su hijo once años más y fue sucedido por su hijo legítimo Eduardo VI. Muchos historiadores afirman que Eduardo murió de tuberculosis como Henry Fitzroy. Sin embargo, otros historiadores como el doctor Julian Litten abrieron una nueva vía de investigación que relacione las muertes de Eduardo, Henry y su tío Arturo Tudor.

Existió una leyenda vampírica en torno a la figura de Fitzroy. Se cuenta que después de su aparente "muerte", volvio a ser visto por las calles de Londres un siglo despues, ya siendo coetáneo de William Shakespeare.

Henry Fitzroy es un personaje del programa televisivo Blood Ties( los hijos de la noche),una serie basada en los libros de Tanya Huff, trata sobre una policía que se retira debido a una discapacidad ocular y comienza a trabajar como detective privado. Uno de sus primeros casos que le toca comienza a acercarse a lo sobre natural comprobando la existencia de los vampiros. Así se encuentra con un atractivo vampiro con el que comienza a trabajar, Henry Fitzroy, que es hijo ilegítimo del Rey Enrique VIII. Según la serie Henry no murió de Tuberculosis, en realidad fue seducido por una vampira Cristina que lo transformó para que pudieran pasar toda la eternidad juntos.




Kyle Schmid interpreta al vampiro Henry Fitzroy en la serie Blood Ties


Fuentes Bibliográficas:

Fraser, Antonia: Las seis esposas de Enrique VIII, Ediciones Web, Barcelona, 2007.

Weir, Alison: Enrique VIII, el rey y la corte, Círculo de Lectores, Barcelona, 2004.

es.wikipedia.org/wiki/Henry_Fitzroy

www.tudorplace.com.ar/aboutHenryFitzroy.htm

www.luminarium.org/encyclopedia/fitzroy.htm

en.wikipedia.org/wiki/Henry_Fitzroy_(TV_and_book_character)

en.wikipedia.org/wiki/Mary_FitzRoy,_Duchess_of_Richmond_and_Somerset