Después de la anecdota de la sortija, Françoise de Foix, a quién la historia más conoce como Madame de Chateaubriant, es presentada ante la corte de Francisco I . La condesa cautiva a todos los cortesanos con su belleza y sus ingeniosas palabras. Era una de las damas más cultas del palacio, hablaba latín e italiano además de dedicarse a la poesía.
A pesar de los constantes asedios del impetuoso monarca, Françoise amaba a su marido y era una mujer de moral intachable. Logícamente era consciente del cortejo de Francisco, los esfuerzos reales saltaban a la vista de todos, sin embargo ella no hacía nada para alentar sus deseos, lo que enardecía y estimulaba más al enamorado rey de Francia.
Frustado ante sus fracasados intentos, Francisco empieza a empreender una serie de estrategias para conquistar poco a poco el corazón de su dama. Entre sus tácticas estaba hacerle regalos y beneficiar a su familia. Su marido, Jean de Laval, recibió un alto cargo en la corte y a su hermano mayor, el vizconde de Lautrec, se le otorgó el título de gobernador del ducado de Milán. En cuanto a la propia Françoise, fue discretamente homenajeada con unas mágnificas telas bordadas. Tanta estima hacía sus parientes y a ella misma era imposible no sentirse halagada. Redactó una admirable carta en señal de agradecimiento a Francisco, y observamos que en vez de firmar Comtesse de Châteaubriant simplemente anota Françoise de Foix. Su corazón empieza ablandarse ante la amabilidad del monarca.
Como eterno romántico que era, el rey de Francia olvidó los deberes de Estado, sus diversiones cortesanas e incluso el creciente poderío de Carlos I de España. Se dedicó enteramente a escribir a su querida apasionados y largos poemas. Afirma que sólo ella puede calmar su corazón, cuerpo y vista y, en fin si accede a ser su Maîtresse en titre, no habrá mujer más afortunada que ella.
Françoise contesta a su galante rey con todo su ingenio posible. En este poema dá a entender que ha dejado de ser una presa inaccesible:
Et je te parle privément, car je sens
En ta personne tant d´honneur et de sens
Que pour mourir ne voudrais déceller
Ce que te veux maintenant revéler:
C´est qu´il te plaise garder mon honneur,
Car je te donne mon amour et mon coeur
(Y yo te habló intimamente porque siento
En tu persona tanto honor y sentimiento
Que ni ante la muerte revelarías
Lo que ahora te voy a confesar:
Y es que quieras guardar mi honor,
Porque yo te doy mi amor y mi corazón)
Firma de Françoise de Foix
Finalmente alrededor de 1518, el monarca había conseguido su objetivo, pero para entonces había pasado un largo año desde aquel encuentro en el castillo de duque de Bretaña. Es digno de admirar que la condesa se mantuviera firme y fuerte ante los asedios de Francisco, y más siendo un rey que se resistiera tanto tiempo. El monarca estalló de alegría por su logro ante toda la corte. Todos los cortesanos y sirvientes compartieron el júbilo de su señor, menos ciertas personas claro está. Claudia de Francia aunque acostumbrada a las infidelidades de su marido, intuía que esta vez iba a ser distinto, y al conde de Châteaubriant podemos imaginar que la notícia tampoco le hizo ninguna gracia.
Reina Claudia de Francia con sus hijas. En primer plano, Charlotte (izquierda) y Louise (derecha). Arriba a la derecha Madeleine, reina consorte de Escócia. Atrás a la izquierda, Marguerite, duquesa consorte de Saboya.
El 25 de abril de 1519, el delfín Francisco fue bautizado en Amboise. Jean de Châteaubriant y su esposa asistieron a la ceremonia. Françoise fue situada cerca de las princesas de sangre real, que significaba que era "la favorita del rey". Ella fue la primera amante oficial que tuvo Francisco I, y desde Agnes Sorel en el siglo anterior, Francia no había vuelta a tener querida. Aquella situación no complacía nada a la madre del rey, Luisa de Saboya, quién sentía antipatía por la familia Foix.
Jean, el conde de Châteaubriant, en diciembre de 1519 fue enviado por el monarca a realizar largas y complejas tareas en Bretaña, mientras su esposa, ya dama de honor de la reina, permanecía en la corte. El conde intentó disimular el disgusto y agradeció a Francisco el puesto otorgado. Por ahora, el marido no se interpondría en el Affair real.
Los años transcurren tranquilos y felices para la pareja. Carlos I de España se convierte en V de Alemania, emperador de la cristiandad, y eso molesta muchísimo a Francisco, pero no al extremo de dejar de disfrutar de la compañía de su amante. La relación entre Françoise y el rey iba más allá de lo carnal, abarcaba compreensión , entendimiento, cariño y hasta mutua protección.
Ni siquiera todo el amor que profesaba hacía la condesa impedía que continuara teniendo escarceos con otras cortesanas. Pero Françoise es inteligente; las "traiciones" son fugaces y sin importancia, mejor es ignorarlas o disculparlas para seguir gozando del favor real.
En aquellos tiempo se vivía muy bien en la corte. Hay problemas con el lejano turco y el emperador vecino, pero la tormenta no ha estallado todavía y los ecos de los truenos que la anuncia no llegan hasta palacios y castillos del rey. Los días pasaban entre cacerías, excursiones a los bosques, de vez en cuando majestuosos torneos, banquetes; por la noche, fiestas, bailes y mascaradas. Y, por encima de todo, amor.
12 comentarios:
Precioso, madame!
Me ha fascinado su texto, en el que ha puesto usted mucho encanto y nos ha transmitido toda la magia que nos atrae de aquella epoca.
Me he sentido realmente en la corte de Francisco I.
Feliz tarde
Bisous
Muchas gracias Madame! Es muy halagador comtemplar sus palabras! Dentro de unos días publicaré el desenlace de este idílio amoroso. Sin duda la corte de Francisco fue una de las más bellas del Renacimiento.
Igualmente que pasé una feliz jornada Madame!
Besos,
Caroline
Realmente lo cuentas de un modo soberbio que hace que te quedes copn ganas de más.
Saludos
Ah, madame, l´amour, l´amour!.
Aquí, en Castilla,no quedan atrás en estas cuestiones. ¡Las Damas nos enteramos de menudas historias!
Precioso el texto
Doña Guiomar de Ulloa
Madame, puede usted pasar por este blog cuando quiera, pues aguarda un regalito.
Bisous
Jose: Me alegra que haya sido de tu agrado. La corte de Francisco I esta llena de intrigas curiosas!
Doña Guiomar: Muchas gracias! Si si Madame, si pudiera enumerar todos los cotilleos que me entero seguro que haria un libro!
Madame Minuet: Que ilusion Madame, ahora mismo paso a buscarlo!
Besos
Hola Caroline, gracias por tu visita, precioso tu espacio. Estas historias nos transportan a aquella sociedad, brillante, exquisita,
Francisco I era el prototipo del hombre encantador, culto y dicen que permitía a sus amigos, contar sus aventuras pero estaba prohibido mencionar los nombres de las damas.
Todo un caballero
Un abrazo
Besos Isthar
Pobre Francisco , no sabía en esta epoca, lo que le esperaba .
No se en amores , pero politicamente , un poco veleta este monarca!
Muy interesante todo lo que publica .
Bisous de Malaga.
Pues no muchas damas de la corte se hubiesen resistido tanto ante los requerimientos de su rey. Seguro que muchas de ellas estaban deseándolo... Y eso que Francisco I no era precisamente un adonis, jijij
Felicidades por esta entrada. Con ellas se rescatan del olvido mujeres que se han perdido en la bruma del tiempo.
Saludos
Isthar: Gracias a ti! Pues si que había escuchado algo a respecto de su cortesia con las damas! Como galante caballero que era, jamás se debía poner en juego en honor de una mujer! Ojalá hubiera más hombres en el mundo como él!
Anick: Te agradezco mucho tu presencia en mi Corte! La verdad es que Francisco le esperaba un porvenir un poco complicado, nunca más seria el mismo después que Carlos V lo mantuvo cautivo en España!
Carmen: Es una alegría verte siempre por aqui!
Françoise se hizo la difícil a igual que Ana Bolena, asi podría volverle loco y manterle a su lado el mayor tiempo posible!
Bueno, Francisco I tenía su atractivo a pesar de la nariz tan proeminente. Era alto con buen porte (media casi dos metros), educado y refinado. Además sabía los trucos de como seducir a una mujer!
Besos a todas
La verdad en mi opinion tubo que ser muy duro para Jean ser el cornudo de la corte y aun mas si el queria a su esposa.
Besos
Gema: Que desdichado fue Jean aguantar ser objeto de burlas ante toda la corte!
Pero aún correrían ríos de tinta hasta que lleguemos al desenlace.
Besos
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