The King is in the room of God in this world. He that resists the king,
resists God; he that judges God. He is the minister of God to defend thee…
Let´s kings, if they had rather be Christians in deed that so to be called,
give themselves altogether to the well-being of their realms after the example
of Jesus Christ, remembering that the people are God´s, and not theirs; ye; are
Christ´s inheritance, bought with His blood.
The most despised person in his realm (if he is a Christian) is equal
with him in the kingdom of God and of Christ. Let the king put off all pride,
and become a brother to the poorest of his subjects…
William Tyndale, The Obedience of a Christian Man
Según nos expone Tyndale, el rey debe hablar directamente con Dios, no tiene por qué obedecer a nadie más. Afirmaba además que el Papa había usurpado la autoridad de Cristo y la palabra del Todopoderoso. El 25 de enero de 1533, Enrique VIII contrajo matrimonio con Ana Bolena cuando todavía estaba casado con Catalina de Aragón. El 23 de mayo del mismo año, Thomas Crammer, que había sido recientemente nombrado arzobispo de Canterbury, declaró nula y sin efecto la unión entre Enrique y Catalina. La hija de los Reyes Católicos volvía a tener su título de antaño, "princesa viuda de Gales".Consequentemente el Sumo Pontífice excomulgó al monarca inglés y en 1534 Enrique VIII anunció el Acta de Supremacía. De ahora en adelante, el soberano de Inglaterra sería conocido como una versión moderna del rey David o del rey Salomón, quienes supieron cuidar y velar por el bienestar de sus súbditos.
Enrique VIII (en el centro) retratado como el rey Salomón en la vidrieras de la capilla de Kings's College en Cambridge
El 11 de septiembre de 1533 Ana Bolena dio a luz a una niña, la futura reina Elizabeth I. Aquello fue una decepción total para el monarca. En 1536, la reina Ana fue arrestada, acusada del alta traición (incluyendo adulterio con varios hombres, entre ellos su propio hermano). Fue ejecutada en Tower Green por la espada de un verdugo la mañana del 19 de mayo de 1536. Lo más probable es que fuera totalmente inocente, una víctima de un rey tirano. El 30 de mayo, once días después su ejecución, Enrique se casaba con Jane Seymour. Ella sería la que haría del rey un hombre afortunado. El 12 de octubre 1537 nacía el futuro Eduardo VI. Desgraciadamente, Jane murió de fiebre puerperal sólo doce días después del nacimiento de su hijo.
[…] kings of this realm, shall have full power and authority from time to
time to visit, repress, redress, record, order, correct, restrain, and amend
all such errors, heresies, abuses, offenses, contempts and enormities,
whatsoever they be […]
Un ejemplo claro de esta afirmación la podemos hallar en la disolución de los monasterios y la confiscación de las propiedades de la Iglesia. En 1535 Enrique VIII ordenó a Cromwell que cerrara todas las abadías, monasterios y conventos de Inglaterra. Encontraron de hecho muchas irregularidades, fraudes y falsas reliquias. Podríamos citar el caso de la sangre sagrada de Hailes que en realidad pertenecía a un pato. Otro dato no muy conocido es que el reino necesitaba dinero para financiar las campañas militares contra Francia y Escocia. Se ha comprobado que el rey gastó buena parte de esa fortuna para invertir en la guerra. En octubre de 1536 hubo una importante rebelión contra la disolución de los monasterios liderada por Robert Aske. La llamaron "La Peregrinación de Gracia".
En suma, Enrique VIII fue un monarca absolutista que pretendía justificar sus acciones basándose en parte en su falso sentimiento de culpa. Cuando alegó que su matrimonio con Catalina de Aragón no era válido porque las sagradas escrituras así lo pregonaban, su verdadera intención era librarse de una esposa vieja que le estorbaba y que no podía darle más hijos. Cada día que pasaba y ese heredero varón no venía, se desesperaba más. Ese vacío lo convirtió en un hombre miserable. En una ocasión se lo demostró al embajador de Carlos V, Eustace Chapuys. El soberano se exaltó demasiado cuando Chapuys sugirió que Dios no había creído conveniente enviarle hijos varones porque (Dios) había decretado que la sucesión en Inglaterra recayese en una mujer, en esa época la reina era Ana Bolena y la heredera la futura Elizabeth II. Enrique VIII no contuvo su ira y le gritó al embajador diciéndole:
-¿Acaso no soy hombre como los demás hombres? ¿No lo soy? ¿No lo soy?
Warnicke, Retha M.: The rise and fall of Anne Boleyn: family politics at court of Henry VIII, Canto, Cambrige University Press, 1996.
Un ejemplo claro de esta afirmación la podemos hallar en la disolución de los monasterios y la confiscación de las propiedades de la Iglesia. En 1535 Enrique VIII ordenó a Cromwell que cerrara todas las abadías, monasterios y conventos de Inglaterra. Encontraron de hecho muchas irregularidades, fraudes y falsas reliquias. Podríamos citar el caso de la sangre sagrada de Hailes que en realidad pertenecía a un pato. Otro dato no muy conocido es que el reino necesitaba dinero para financiar las campañas militares contra Francia y Escocia. Se ha comprobado que el rey gastó buena parte de esa fortuna para invertir en la guerra. En octubre de 1536 hubo una importante rebelión contra la disolución de los monasterios liderada por Robert Aske. La llamaron "La Peregrinación de Gracia".
En suma, Enrique VIII fue un monarca absolutista que pretendía justificar sus acciones basándose en parte en su falso sentimiento de culpa. Cuando alegó que su matrimonio con Catalina de Aragón no era válido porque las sagradas escrituras así lo pregonaban, su verdadera intención era librarse de una esposa vieja que le estorbaba y que no podía darle más hijos. Cada día que pasaba y ese heredero varón no venía, se desesperaba más. Ese vacío lo convirtió en un hombre miserable. En una ocasión se lo demostró al embajador de Carlos V, Eustace Chapuys. El soberano se exaltó demasiado cuando Chapuys sugirió que Dios no había creído conveniente enviarle hijos varones porque (Dios) había decretado que la sucesión en Inglaterra recayese en una mujer, en esa época la reina era Ana Bolena y la heredera la futura Elizabeth II. Enrique VIII no contuvo su ira y le gritó al embajador diciéndole:
-¿Acaso no soy hombre como los demás hombres? ¿No lo soy? ¿No lo soy?
Bibliografía:
Bray, Gerald Lewis: Documents of the English Reformation, Library of Ecclesiastical History, Cambridge, 1994.
Denny, Joanna: Anne Boleyn: A new life of England´s tragic Queen, Portrait Books, London, 2005.
Hart, Kelly: The Mistresses of Henry VIII, The History Press, Gloucestershire, 2009.
Ives, Eric: Anne Boleyn, Basil Blackwell, Oxford, 1988.
Warnicke, Retha M.: The rise and fall of Anne Boleyn: family politics at court of Henry VIII, Canto, Cambrige University Press, 1996.
No hay comentarios:
Publicar un comentario