Los preparativos para el nacimiento del primer hijo de Enrique VIII y su segunda reina, Ana Bolena, comenzaron a llevarse a cabo a principios de agosto de 1533, cuando se decidió que la reina daría a luz en el palacio de Greenwich. En aquel mismo emplazamiento, el rey Enrique había nacido cuarenta y dos años antes.
No cabía la menor duda que el hijo de Enrique y Ana sería un varón. Nadie ponía en entredicho dicha afirmación. Los astrólogos los predecían, así como los médicos del rey. El 3 de septiembre, ambos profesionales científicos unieron fuerzas para manifestarse ante el monarca que la reina daría a luz al ansiado heredero.
Dibujo del palacio de Greenwich
Enrique VIII planeaba justas, banquetes y bailes de máscaras para conmemorar el inminente nacimiento de su hijo. El rey aún seguía teniendo dudas a respecto del nombre de su futuro hijo, aún no sabía si le bautizaría como Eduardo o Enrique.
Para recibir al nuevo vástago real, se tomó de la sala del tesoro del monarca "una de las camas más magnificas y esplendorosas que se puedan imaginar”; originalmente procedía de Francia como parte del rescate de un noble capturado en 1515, conocido como duque de Longueville. Ordenó que la instalasen en la alcoba de Ana, junto al camastro con dosel carmesí en el cual alumbraría a su bebe. En el salón de audiencias, se había construido una cama de ceremonia desde la que recibiría a quienes fueran a felicitarla por la buena nueva.
1.2 El confinamento de la reina
1.2.1. El ceremonial
Miniatura incluída en el libro de las horas de Enrique VIII y Ana Bolena procedente de los Países Bajos. ( apróx. 1500) En la escena vemos a Santa Ana junto a la Virgen María que sostiene en brazos al niño Jesús.
Según las tradiciones que imperaban en la realeza, Ana se recluyó en su cámara por anticipado para esperar el nacimiento de su retoño. El ceremonial que antecedía dicho acontecimiento era de suma importancia, aunque hubiera habido un cambio de reina.
La fecha elegida para el confinamiento fue el 26 de agosto, es decir, unas dos semanas antes de que naciera el bebe. En primer lugar, la reina y su sequito fueron en precesión hasta la capilla real para oír misa. A continuación, se dirigieron a su aposentos donde le dieron un cálice de vino con especias ante toda la corte reunida. Su lord chamberlán rogó a todos los presentes que rezaran para que Dios le proporcionara un bueno parto, sin contratiempos. Otra procesión acompañó a Ana Bolena hasta la misma puerta de su cámara. En el umbral, los gentilhombres de la corte se despidieron de ella, dando paso únicamente a las damas.
Parte de las damas de compañía de Ana Bolena eran miembros de su propia familia, entre ellas estaban su hermana María Bolena, sus primas Lady Mary Howard, hija del duque de Norfolk; Mary Shelton, hija de tu tía Anne; y su tía Elizabeth, esposa de James Bolena. También figuraban la sobrina del rey, hija de Margarita de Escocia, Margaret Douglas; Elizabeth, condesa de Worcester, y su sucesora en el lecho real, Jane Seymour, quien anteriormente había atendido a Catalina de Aragón. También solía acompañarla una de sus mejores amigas, Margaret Lee ,nacida Wyatt, hermana del gran poeta Thomas Wyatt.
Lady Mary Shelton, prima de Ana Bolena. Una de las grandes aficciones de esta dama era componer poesía. Dibujo de Hans Holbein
Lady Margaret Lee, hermana del poeta Thomas Wyatt y una de las mejores amigas de Ana Bolena. Retrato atribuido a Hans Holbein (1540)
Cabe señalar que la cantidad de tiempo que dedicaban las reinas a aguardar el alumbramiento era bastante variable, ya que los bebes eran notoriamente poco fiables en su llegada, sin embargo ese no fue un periodo breve poco común. Por ejemplo, Elizabeth York, en 1503, se retiró a sus aposentos solo una semana antes del nacimiento de su hijo.
1.2.2. El mobiliario y la decoración de la cámara
Lord Mountjoy, veterano de los confinamientos de la reina Catalina, aconsejó a Lord Cobham, chambelán de la reina Ana, sobre el procedimiento adecuado. Las últimas reglas se había fijado en el reinado de Enrique VII bajo las instrucciones de su madre, Margaret de Beaufort, aunque el ceremonial era bastante antiguo, se remontaba a los Plantagenets: “Todas las ventanas salvo una debían cubrirse con tapicería de Arras ricamente bordada”. La reina podía pedirle a sus damas que abrieran esa ventana de vez en cuando para que le entrara un poco de luz y aire, aunque esa conducta era generalmente desaconsejada. Además, "Ningún hombre debía entrar en la cámara, sino mujeres". Como alega el historiador David Starkey, la cámara de la reina se asemejaba “a un cruce entre una capilla y una celda acolchada”.
Los tapices también poseía sus restricciones. Curiosamente, los que estaban decorados con personas y animales eran descartados. Tenían miedo que dichas imágenes podrían provocar fantasías o alucinaciones en la mente de la reina dando como resultado un niño deforme.
Tapiz confeccionado entre los años 1495-1505. Perteneció al inventario del rey Jacobo V de Escócia (1512-1542), contemporáneo de Enrique VIII. Un tapiz con estas características era considerado totalmente inapropiado para colocarse en la cámara de la reina.
1.3 El anuncio del nacimiento real
Ana Bolena había dispuesto con antelación que se escribiera una carta anunciando el nacimiento de su hijo para su envío a los condados ingleses y las cortes extranjeras. Según las costumbre de la época, era tradición que se encargarán de hacerlo las reinas. Ese documento, dirigido a su chambelán, lord Cobhan, ya estaba preparado:
“Y a donde ha agradado a la bondad de Dios todopoderoso, con su infinita merced y gracia, enviarnos, en este momento, gran rapidez en el parto y el alumbramiento de un príncipe” […]
Terminaba en estilo semejante:
“A Dios todopoderoso, muchas gracias, gloria, alabanza y elogio, y rogad por la buena salud, prosperidad y continua preservación de dicho príncipe” .Estaba sellado con un timbre en nombre de
“Ana, la reina”.
Carta anunciando el nacimiento del heredero al trono
2. Nace una bella princesa
2.1 Se alteran las misivas
En la misiva, donde anunciaban la buena nueva, dejaron un pequeño espacio para introducir el nombre del retoño, la fecha y la hora del nacimiento. Sin embargo,
el ansiado varón no llegó y en su lugar la reina dio a luz a una preciosa niña a las 15:00 h del día 07 de septiembre de 1533. Madre e hija se encontraban perfectamente. La niña tenía la piel blanca y la larga nariz de su padre y los profundos ojos negros de su madre.
El rey no pudo evitar demonstrar su disgusto, dicha noticia fue para él una gran decepción. Sus ilusiones se desvanecieron al instante al conocer el sexo del bebe. El padre de la criatura propuso entonces que la llamaran Elizabeth en honor a su madre, Elizabeth de York. Por consiguiente, cierta palabra de la misiva tuvo que ser inesperadamente alterada, añadiendo una “s” más en la grafía “prince”, convirtiéndola en “princes” (en inglés del siglo XVI únicamente poseía una “s”) .
Detalle de la grafía "Princes"
Para ilustrar un poco más este artículo, les pongo un video con explicaciones del historiador David Starkey:
http://www.youtube.com/watch?v=YQM0xhsqI6g
Continuará....
(Observaciones: Está pendiente de publicar la última parte de los "Últimos días de Ana Bolena", al finales de este mes podréis leer el desenlace de esta historia.
Bibliografía:
Denny, Joanna:
Anne Boleyn: A new life of England´s tragic Queen, Portrait Books, London, 2005.
Fraser, Antonia:
Las seis esposas de Enrique VIII, Ediciones Web, Barcelona, 2007.
Hackett, Francis:
Enrique VIII y sus seis mujeres, Editorial Juventud S.A., Barcelona, 1975.
Ives, Eric:
Anne Boleyn, Basil Blackwell, Oxford, 1988.
Starkey, David:
Elizabeth Apprenticeship, Vintage, London, 2001.
Warnicke, Retha M.:
The rise and fall of Anne Boleyn: family politics at court of Henry VIII, Canto, Cambrige University Press, 1996.
Weir, Alison:
Enrique VIII el rey y la corte, Círculo de Lectores, Barcelona, 2004.
http://www.bl.uk/catalogues/illuminatedmanuscripts/record.asp?MSID=7991&CollID=19&NStart=9
http://uvicmscu.blogspot.com/2007/10/castle-unveils-medieval-tapestry.html