Margarita de Angulema, obra de Jean Clouet (Aprox 1527)
Guillaume Gouffier, señor de Bonnivet (1488-1525) fue uno de los grandes compañeros de aventuras de Francisco I de Francia y unos de los gentilhombres más poderosos de la nación, siendo nombrado Almirante de Francia en 1515. A igual que su amo y rey, siempre estaba metido en líos de faldas y su galantería era de sobra conocida entre las damas de la corte. No le asustaba nada y atropellaba todo cuanto se cruzaba en su camino. Una mujer, tanto si era casada, como soltera, como viuda, no escapaba de su mira y la asechaba tal y como un halcón embiste a su presa. El amor para él era un juego que se ganaba con amabilidades y alabanzas. Alcanzado su fin, sus amores duraban lo que las flores del campo tardaban en marchitar. Sin embargo no se olvidaba por esto de la mayor de sus conquistas, aquella en la que había puesto el corazón, la hermana del heredero al trono, que muy en breve sería la esposa de Gaston de Foix, Margarita de Angulema (1492-1549).
Guillaume Gouffier de Bonnivet retratado por Jean Clouet en 1516
De 1506 a 1512, volvió raras veces a Francia. En su primer regreso, el primero de sus propósitos fue visitar con asiduidad a Luisa de Saboya, madre de Francisco y Margarita, que veía con muy buenos ojos a la familia de Gouffier. Ella sentía la misma dicha que su hijo en verle y escucharle. Los sentimientos de él para con Margarita eran difíciles de ocultar. La llama que ardía en su corazón era tan intensa que no podía evitar que se sonrojaran sus mejillas o que brillaran intensamente sus ojos. Demasiado cauto para acercársele de un modo directo, contentábase cortejándola platónicamente, pero con tal pasión, que esta vez la joven atisbó claramente el sentimiento que consumía la existencia de su pretendiente. Bonnivet para darle celos no dudó en lanzarse a una aventura amorosa con una de las damas de honor de su entorno.
Sin embargo, Margarita estaba enamorada en su adolescencia de Gastón de Foix (1489-1512) su prometido y sobrino del rey Luis XII. Desgraciadamente, hubo un cambio de planes ya que la familia de Gastón se alió con España. Su hermana Germana se casaría con Fernando, el Católico y los derechos sobre Navarra obligarían más tarde una unión imperiosa con el reino vecino. Margarita fue obligada a aceptar a otro pretendiente por orden de Luis XII, Carlos IV, duque de Alençon.
La hermana de Francisco se sentía muy desdichada por entregarse a un matrimonio sin amor y por ello no pudo disimular su amargura:
- Alabado sea Dios - dijo Margarita, - pero prefería la muerte. La boda se preparó para fines de 1509, cuidando de no traicionar sus sentimientos, "tanto se contuvo, que sus lágrimas que invadían su corazón, le provocaron una hemorragia nasal tan abundante que puso en peligro su vida". Ella tenía entonces diecisiete años y el novio veinte. Mismo siendo de una edad similar, Margarita lo consideraba un iletrado que no llegaba a la suela de su zapato, a pesar de ser de noble cuna.
El regreso a Francia de Bonnivet abrió un nuevo capítulo en la vida de Margarita. Presentósele repentinamente, a media noche, para ver a Margarita. Ella le correspondió con un cálido abrazo.Este abrazo tenía un fondo de apasionado pesar por el desaparecido Gastón. Bonnivet, convencido de que iba a ser admitido como amante perfecto y verdadero, preparábase a recibir dignamente su conquista, sin tener en cuenta que estaba comprometido con una dama de la corte al servicio de Margarita. Pero inesperadamente le dieron la notícia que tenía que presentarse ante el rey Luis XII. Extrañamente se desmayó. Alençon ordenó que su esposa fuera a atender el enfermo. Bonnivet fingiendo estar desvanecido, "se dejó caer en sus brazos". Ella lo sostuvo. "Apoyándose sobre ella quiso apoderarse de lo que el honor de una dama prohibe." Margarita pidió socorro. Entró el hermano de Bonnivet, al que no tardaron en mandar buscar medicinas.
Aprovechando su ausencia el indigno enamorado. olvidando nuevamente todo platonismo, exclamó: ¿Ahora que está usted casada y que su honor está a salvo, que mal hay que tome lo que es mío?
La duquesa de Alençon luchaba entre el deseo que le inspiraba aquel apasionado diablo y "mi honor y mi consciencia", como decía. Aquel hombre le despertaba un ardor incontenible mismo contra su voluntad, era inevitable sucumbir a sus encantos. Aquel asalto la agitó hasta lo más profundo, aunque sabía que no le convenía, era un conquistador empedernido, pero Margarita hizo un esfuerzo y luchó contra su propia debilidad. Después de haberlo rechazado, a medida que la noche avanzaba, "no podía hacer otra cosa que llorar."
Al volver a rencontrarse, estaba él muy resentido por aquellos "admirables escrúpulos de conciencia". Tenía que pertenecerle ni que fuera a la fuerza. Sin embargo, Margarita estaba dispuesta a huir de la primera de sus "prisiones". Defenderíase a sí misma, costara lo que costara, contra su pasión por Bonnivet, o su deseo, "como ella misma lo juzgaba". Si él hubiese sabido despertar su ternura, todo habría sido muy distinto.
Bibliografía:
Hackett, Francis: Francisco I, rey de Francia, Editorial Planeta de Agostini, Barcelona, 1995.
http://es.wikipedia.org/wiki/Margarita_de_Angulema
http://es.wikipedia.org/wiki/Guillaume_Gouffier_de_Bonnivet