miércoles, 13 de abril de 2011

La boda de César Borgia y Carlota de Albret (2ª Parte)

Manuscrito iluminado perteneciente a "Roman de la Rose" de Guillaume de Lorris y Jean de Meun. El amante es invitado a bailar con un grupo de parejas guiados por El Señor Regocijo y la Señora Alegría. Alrededor de 1500.

Carlota y César finalmente contrajeron matrimonio el 10 de mayo de 1499 en el palacio real de Blois. El rito fue sencillo y pocos testigos presenciaron los esponsales (curiosamente el padre de la novia no hizo acto de presencia). Para la anhelada ceremonia, el hijo del Papa había obsequiado un pequeño altar de jasper y plata dorada, que se instaló en los apartamentos de la reina. Después de las bendiciones y de los cantos litúrgicos empezaron los habituales banquetes, bailes, justas y torneos a las orillas del rio Loira.



La reina Ana de Bretaña y su séquito




Patio interior del Castillo de Blois

El antiguo cardenal no solo era un hábil cazador, triunfador de torneos y un buen anfitrión, sino también un afamado amante. A los oídos del papa llegó una versión corroborada por Luis XII y confirmada a su suegro por la propia esposa, quién reveló estar "muy complacida" con su marido. César escribió a su padre, en español, que las lanzas rotas con el rey antes de la cena no eran nada en comparación con las del lecho nupcial, en el que habría realizado "ocho lances" durante la noche del 12 al 13 de mayo. El monarca francés se quedó atónito al conocer los pormenores de la noche de bodas, confesando que él mismo jamás había logrado emular esa marca con su esposa, Ana de Bretaña. Después de la boda se dirigió a la joven pareja, él de veinticuatro años, ella de diecisiete, desde la corte al cercano palacio de Romorantin, que el rey Luis XII puso a su disposición para pasar en él su luna de miel.


Plutarco pronuncia un discurso sobre el matrimonio de Polión y Eurídice, finales del siglo XV, principios del XVI. Traducción del latín por Jean Laudet de 1499 para la boda de Luis XII y Ana de Bretaña. El dios Mercurio dice que el matrimonio debe estar basado en el amor (Venus).

Sin embargo, las hazañas de César en el tálamo no estuvieron exentas de rumores malintencionados. Según cuenta un cronista de la época, alguién empezó a difundir que el duque Valentinois, para potenciar su virilidad, había solicitado a un boticario píldoras afrodisíacas, pero que éste le había proporcionado por equivocación unos laxantes, que durante toda la noche lo mantuvieron apartado de sus obligaciones matrimoniales.

Alejandro VI se enorgullecía de su vástago. Lo más seguro era que la sucesión estuviera garantizada y las dinastía Borgia perdurara para siempre. En Roma, extasiado de alegría por la alianza con Francia y por el feliz desenlace de los acontecimientos, el sumo pontífice ordenó que se encendieran fogatas en diferentes puntos de la ciudad en señal de regocijo, la tarde del jueves 23 de mayo. Asimismo, demostró estar muy complacido tomando de su joyero particular una selección de alhajas y objetos preciosos para que fueran enviados a su joven nuera. El matrimonio de César con Carlota de Albret representó la alianza de los Estados Pontificios con Francia y Venecia contra Milán. Por otro lado, España y Portugal se sintieron ultrajados e indignados con respecto a las maniobras políticas de Alejandro VI.


El papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia). Detalle del fresco de la Resurrección, pintado entre 1492-95 por Pinturicchio.


La convivencia de los recién casados duró más bien poco, 4 meses a lo sumo. Durante ese corto período de tiempo permanecieron en las orillas Loira. Se sabe que César gastó grandes sumas de dinero las cuales tuvo que hacer frente su padre: tres envíos con las cantidades de 18.000, 22.000 y 10.000 ducados. Son cifras significativas que supuestamente estaban destinadas a grandes obras de rehabilitación de las propiedades.

El soberano galo estaba ansioso por salir de Francia, cruzar los Alpes y entrar victorioso en Milán. Se requiere entonces la presencia de César en la corte de Romorantin para ir planeando las estrategias de ataque. Pero antes de ponerse en marcha rumbo a la conquista de Milán, nombró a un tal Charles Seytre lugarteniente suyo en Valentinois y Diois, tras lo cual partió en compañía del rey Luis para Lyón, pasando por Issoudun. Desgraciadamente, los esposos fueron obligados a interrumpir su idilio amoroso de una forma inesperada. Antes de irse proporcionó a su esposa Carlota, que lo acompañaba, plenos poderes sobre todas sus posesiones y, en julio de 1499 finalmente se despidió de ella.

Para César fue un verano inolvidable, quien sabe el más feliz de toda su existencia. La historia de amor fue breve pero intensa. Los esposos no volverían a verse jamás. Carlota daría a luz en mayo del año siguiente a una niña, a la que llamarían Louise en homenaje al rey francés. La pobre criatura no llegó nunca a conocer a su padre. El 09 de septiembre de 1499 César llegó a Grenoble de donde partió hacía Milán. Nada más cruzar los muros, escribió a Seytre para que cuidara de su mujer y administrara dignamente sus feudos.



César Borgia

Mientras su esposo permanecía al lado de Luis XII, marchó sola la ya encinta Carlota a su ducado de Valence. El papa Alejandro VI cuando supo que su hijo ya estaba perpetrando territorio italiano le negó vehementemente que regresase a Francia, por si de repente el monarca galo cambiara de parecer y lo convirtiera en un rehén en vez de invitado de honor. A igual que el sumo pontífice, Luis XII tampoco permitió que su sobrina partiera rumbo a Italia para reunirse con su marido.

Carlota de Albret se quedó en su ducado, sin embargo no ocupó nunca el palacio de la ciudad de Valence, que César había hecho preparar convenientemente para convertirlo en una residencia adecuada para su rango. Fue una excelente administradora, siendo muy ahorradora y previsora. Cuando su esposo murió, en 1507, Carlota adoptaría un luto riguroso, y durante su corta vida permanecería en el anonimato, en un ambiente discreto y austero. Falleció el 11 de marzo de 1514, siete años después que su marido, el duque de Valentinois.


Fin


Bibliografía:

Bellonci, María: Lucrecia Borgia, su vida y su tiempo, Editorial Renacimiento, México D.F., 1961.

Catalán Deus, José: El Príncipe del Renacimiento: vida y leyenda de César Borgia, Debate, Barcelona, 2008.

Gervaso, Roberto: Los Borgia: Alejandro VI, el Valentino, Lucrecia, Ediciones Península, Barcelona, 1996.

Schüller-Piroli, Susanne: Los Borgia: Leyenda e historia de una familia, Ed. Luis de Caralt, Barcelona, 1967.

http://www.lessing-photo.com/dispimg.asp?i=15020756+&cr=2&cl=1


http://www.lessing-photo.com/dispimg.asp?i=03080255+&cr=23&cl=1