lunes, 22 de febrero de 2010

María de Borgoña y Maximiliano I de Habsburgo: novia rica, novio pobre


María, duquesa de Borgoña (retrato de 1479)


María de Borgoña nació en Bruselas el 12 de febrero de 1457. Era la única hija de Carlos, duque de Borgoña, más conocido con el Temerario y de Isabel de Borbón. Según la describía su futuro marido, Maximiliano, era como una princesa salida de un cuento de hadas: era pequeña, blanca como la nieve, con cabellos negros, una nariz chiquitina, una cabeza pequeña, un semblante agradable, a pesar de sus ojos ligeramente cansados y su boca demasiado grande.

María era la única heredera de un vasto y rico domínio, englobando el Ducado y el Condado de Borgoña y la mayoría del territorio de los Países Bajos. Por esta razón, a lo largo de su juventud estuvo siempre rodeada de diversos pretendientes que ansiaban su mano. Cuando todavía era una niña de cinco años, recibió su primera proposición para desposarse con el futuro rey Fernando II de Aragón. Más adelante hubo otros como El duque de Clarence, hermano de Eduardo IV de Inglaterra ; Nicholas I, duque de Lorena; Carlos de Valois, duque de Berry; y Carlos de Angulema, padre del futuro Francisco I. Conclusión, la lista era interminable, le llovían candidados por todos los rincones de Europa.


En 1477, Carlos el Temerario fue derrotado en la Batalla de Nancy, y María a sus diecinueve años pasó a ser la heredera de su vasto imperio. Luis XI de Francia no podría dejar escapar una oportunidad como esta, era el momento ideal para aspirar al Ducado de Borgoña, Franco Condado, Picardía y Artois. Para lograr su objetivo, solicitó a la duquesa borgoñesa que se casara con su débil y frágil hijo Carlos VIII, a pesar de que fuera trece años más joven que María. Pero María tenía voluntad propia. Había escogido un príncipe de la casa Habsburgo. La duquesa, aconsejada por su madrasta Margarita de York, declinó la amable la oferta del monarca francés.


María de Borgoña y Maximiliano I de Habsburgo
Brujas(Bélgica) , vidriera de la Basílica of the Holy Blood (apróx.1490)


Los jovenes ya se había visto en una ocasión, en Tréveris, en 1473. El futuro Maximiliano I, dos años más joven que María, era un príncipe alto, romántico, de espiritú sanguíneo y modales encantadores. Poseía una gran nariz aguileña, delicada educación, y la sangre portuguesa que corría por sus venas daba vida a su rostro. Sin embargo, había sido pobre toda su vida. Lo era tanto que no podía ir en busca de su futura esposa. Para que fuera visitarla a Gante, la duquesa le envió rápidamente dinero para equiparse y presentarse con pompa y esplendor ante su corte. Y así, fue el joven príncipe en su busca. Caballero y galante, Maximiliano se enamoró de María.

Maximiliano besó a su novia por primera vez delante del obispo de Tréveris. Era costumbre, en los enlaces reales entre extranjeros, que la joven escondiera una flor en su pecho, flor que tenía que buscar el novio. Maximiliano buscó en vano la dicha flor, hasta que el obispo suplicó a la princesa que aflojara su corpiño. La encontró entonces Maximiliano y en la mañana siguiente se casaron.

De aquella unión nacieron dos hijos, Felipe el Hermoso (1478) y Margarita de Austria (1480). María iba a dar a luz a un tercer hijo cuando sufrió una terrible caída. Ella adoraba montar a caballo y estaba de cacería con Maximiliano cuando su corcel tropezó, lanzándola al suelo y rompiéndole la columna. Días después María falleció. Esto ocurría en 1482 cuando apenas tenía veinticinco años. Su súbita muerte dejó toda la corte desconcertada y a Maximiliano desconsolado.

Años más tarde, en 1493, Maximiliano contrajo matrimonio por segunda vez con Bianca María Sforza, la hija de Gian Galeazzo Sforza, duque de Milán, pero no tuvieron descendencia.


Bibliografía:

http://en.wikipedia.org/wiki/Mary_of_Burgundy

Hackett, Francis: Francisco I, rey de Francia, Editorial Planeta de Agostini, Barcelona, 1995.

jueves, 11 de febrero de 2010

La rabieta adolescente de Carlos V

Retrato del príncipe Carlos de Habsburgo, futuro emperador y rey de España, cuando contaba con quince años de edad.


El príncipe Carlos de Habsburgo (1500-1558), futuro Rey de España y Emperador del Sacro Imperio, cuando todavía residía en los Países Bajos y la regencia estaba a cargo de su tía Margarita de Austria, fue prometido en matrimonio a una bella princesa inglesa llamada María Tudor (1496-1533), hermana del mismísimo Enrique VIII. El compromiso entre el heredero de Felipe el Hermoso y Juana de Castilla y la hija de Enrique VII e Isabel de York fue sellado en diciembre de 1507, cuando ambos contrayentes tenían siete y once años respectivamente.

Sin embargo, para el desaliento del joven príncipe, las alianzas políticas entre los reinos de Europa cambiaron drásticamente y el pacto fue rapidamente disuelto. En cambio, Enrique VIII, negoció un acuerdo de paz con el país galo, en el cual entregaba la mano de la princesa María al achacoso y viejo rey Luis XII de Francia. La ceremonía de bodas se realizaría en la catedral de Abbeville el 09 de octubre de 1514, cuando María Tudor contaba con dieciocho años de edad y su prometido, viudo de Ana de Bretaña, rondaba los cincuenta y dos años.

La boda de María Tudor y Luis XII


Mientras tanto, en Bruselas, el adolescente Carlos fue llevado al Consejo para oír de los labios de sus mayores que ya no se le permitiría desposarse con la princesa María de Inglaterra. El Consejo que se inclinaba en favor de Francia, no les supuso mucho pesar darle aquella mala notícia.

Carlos no tenía más de catorce años, no obstante contaba también con una parienta, una tía que se encargó de avivar su concepto de la propia importancia. Compareció, pues, ante sus consejeros dominado por la ira y el desconcierto.

- Endendámonos, ¿se me va a dar la esposa que se me prometió?
-Señor - le dijeron -, vos sois muy joven; y como el Rey de Francia, que es el primer Monarca de la Cristiandad, no tiene esposa, es a él a quien corresponde escoger primero.

Cuenta un veneciano que entonces el príncipe, que vio desde la ventana a un hombre que llevaba un halcón, llamó a un consejero amigo y le dijo:

-Sal y tráeme ese halcón.
-Yo conozco a ese pájaro
- le contestó el interpelado - . Se trata de un halcón muy joven, que aun no sabe cazar. No os conviene.
-Os suplico que salgáis a comprármelo.

El consejero titubeó, y Carlos le dijo:

-Venid conmigo.

Bajó a la calle y volvió con el pájaro, y sentándose junto a la ventana comenzó a desplumarle.

-Qué haceís, Señor?
- preguntó el consejero.

Carlos siguió su tarea y al cabo de algún tiempo dijo:

- ¿Me preguntáis que por qué desplumo al halcón? Y yo os contesto que porque es joven y no ha sido entrenado. Porque es joven se le tiene en poca estima y porque es joven también no se ha quejado cuando le desplumé. Lo mismo habéis hecho conmigo. Porque soy joven me desplumasteis a vuestro antojo, y porque soy joven no he sabido quejarme: pero tened en cuenta que en el porvenir seré yo quien os desplume a vosotros.



Detalle con el retrato de Carlos I de España, Adoración de los Reyes Magos, Castel Nuovo (1519)


Bibliografía:


Hackett, Francis: Enrique VIII y sus seis mujeres, Planeta DeAgostini, Barcelona, 1996.

http://en.wikipedia.org/wiki/Mary_Tudor,_Queen_of_France