viernes, 31 de agosto de 2012

Descubriendo a Shakespeare: "As You Like It": La naturaleza como refugio y la libertad de ser bufón




As You Like it (en español, Cómo Gustéis) es una obra cómica escrita por William Shakespeare, hacia 1599. Fue asimismo incluida en el First Folio (1623) como la octava de dieciocho comedias, siguiendo un orden cronológico.

Es considerada por muchos críticos una de las comedias más maduras y trabajadas de Shakespeare, en la que se convergen elementos clásicos del género. Forma parte de la convención pastoril e se observa un cambio de fortuna e identidades, transformaciones morales, travestismo y disfraces que dan lugar a situaciones muy disparatadas y lo más significativo; el juego entre la realidad y la apariencia donde nada o casi nada es lo que parece y a pocos o ninguno se puede valorar por su ropaje o palabras. El tono de la obra es humorístico, ingenioso y con varios puntos de vista distintos.

Argumento: Oliver y Orlando son dos hermanos, hijos de un caballero fallecido. Oliver, el primogénito, maltrata al menor. Paralelamente, el duque Senior ha sido desterrado por su hermano Frederick, yéndose a vivir al bosque de Arden con algunos cortesanos. Allí viven “como Robin Hood”.

El nuevo duque, Frederick, vive en palacio con su hija Celia y su sobrina Rosalind, la protagonista de la obra, que se ha quedado allí al ser expulsado su padre. Las primas Celia y Rosalind se profesan un gran afecto. Orlando gana en un combate contra todo pronóstico y se enamora de Rosalind.
Frederick destierra también a Rosalind. Celia no quiere abandonarla y huye con ella. Se disfrazan para pasar desapercibidas: Rosalind de hombre (Ganímedes, como el paje y amante de Zeus); y Celia como Aliena, supuesta hermana de Ganímedes. Les acompaña en su huida el bufón de la corte, Touchstone (cuyas intervenciones a lo largo de la trama son absolutamente hilarantes). Frederick cree que han ido en pos de Orlando y ordena buscarlas.

Así, en el bosque de Arden se dan cita tanto el antiguo duque con su corte (en la que destaca Jaques, un hombre melancólico), como Rosalind disfrazada y sus amigos; y Orlando, que ha llegado allí huyendo de su hermano y acompañado de su anciano criado Adan.

La naturaleza como refugio para los cortesanos 

Se contraponen dos entornos; por un lado, al principio de la obra, vislumbramos la corte, regida por un despiadado código masculino con ansias de poder donde domina la ley del más fuerte. Sin embargo, el bosque de Arden simboliza un paraje idílico aparentemente incorrupto, donde el Duque Senior y sus seguidores huyen de los peligros que encierra la corte y buscan refugio en su bucólico ambiente pastoril. En el acto II, escena I de la obra, el duque desterrado profesa un discurso donde refleja un paralelismo entre la vida cortesana y el entorno pastoril de la naturaleza. Lo percibimos a través de palabras como “books” o “sermons” que se ven plasmados en varios elementos naturales del bosque de Arden. Da a entender que no le cuesta desprenderse de todos los objetos de la civilización y que incluso ya no le hacen falta. En su lugar dispone de la sabia naturaleza del entorno que se encargará de proporcionarle todo lo que necesita. Además, el ambiente le hace ver realmente quién es, desprovisto de todo tipo de regalías, donde sobresale la debilidad del hombre frente al poder de la naturaleza.

 La naturaleza figura como aliada del hombre, un lugar salvaguardado de cualquier maldad y corrupción, no obstante, en las últimas palabras del duque Senior se denota cierta agresividad al final de su discurso, cuando sugiere la caza del ciervo; si recordamos ir de cacería era unos de los pasatiempos más apreciados por los nobles. Digamos que estarían irrumpiendo las normas de la naturaleza, matando a un ser indefenso para no morirse de hambre o simplemente como diversión. Por consiguiente, el entorno pastoril es degradado, asimismo lo profesa el melancólico Jaques, que no puede disimular su indignación al presenciar al ciervo herido y acusa al duque y a los demás nobles de apoderarse de un reino que nos les pertenece y que cometen la misma fechoría que ellos han sufrido a manos del duque Frederick. En definitiva, el duque Senior actúa de la misma manera que el duque Frederick, apoderándose de la naturaleza a igual que su hermano usurpó su poder, bienes y posición en la corte. Es un claro ejemplo de oposición y contraste.


La libertad de ser bufón

En este fragmento que presenciaremos a continuación, el melancólico Jaques desea a toda costa poseer el traje del bufón, que le permitiría expresar sin tapujos y con libre albedrío sus opiniones y juicios sobre determinados asuntos que puedan parecerle equivocados o descabellados. Como cortesano que es, se rodea de ciertos límites que le impiden ser totalmente franco en su entorno, su cabeza incluso podría peligrar si expone con demasiado tesón sus pretensiones. Sin embargo el bufón, cómico profesional del ambiente cortesano, tiene plena libertad para decir la verdad sin que nadie le juzgue por ello. Se le consiente todos los excesos verbales, convirtiendo el ingenio y agudeza en su arte. Su condición es impersonal lo que le permite mantenerse alejado de cualquier conflicto, por ello Jaques aspira a ser con él y envidia su posición privilegiada. 


Jaques.            A fool, a fool! I met a fool i’ the forest,                                               12
A motley fool;

[…]

                                          O noble fool!
A worthy fool! Motley’s the only wear.

Duke Senior.   What fool is this?

Jaques.            O worthy fool! One that hath been a courier,
And says, if ladies be but young and fair,                            35
They have the gift to know it: and in his brain,
Which is as dry as the remainder biscuit
After a voyage, he hath strange places cramm’d
With observation, the which he vents
In mangled forms.O that I were a fool!                                40
I am ambitious for a motley coat.

Duke Senior.   Thou shaltº have one.                                                  ºyou shall

Jaques.                                                      It is my only suit;
Provided that you weed your better judgments
Of all opinion that grows rank in them
That I am wise. I must have liberty                                         45
Withal, as large a charter as the wind,

To blow on whom I please; for so fools have;
And they that are most galled with my folly,
They most must laugh. And why, sir, must they so?
The ‘why’ is plain as way to parish church:                         50
He that a fool doth very wisely hit
Doth very foolishly, although he smart,
Not to seem senseless of the bob: if not,
The wise man’s folly is anatomised
Even by the squandering of glances of the fool.                55
Invest me in my motley; give me leave
To speak my mind, and I will through and through
Cleanse the foul body of the infected world,
If they will patiently receive my medicine.
(II. vii. 12-13, 36-59)

Traducción al Español:

Jaques.              ¡Un bufón! Conocí a un bufón en el bosque,
              Un variopinto bufón;
                                                  […]                                                  
                                                         ¡O noble bufón!
             ¡Un respetable bufón! Su traje colorido es su única vestimenta.

Duke Senior. ¿Qué bufón es éste?

Jaques.  ¡O respetable bufón! Uno que había sido un mensajero,
              Y dice, si las damas no son más que jóvenes y hermosas,
              Ellos tienen el don de saberlo: y en su cerebro,
              Que es tan seco como un bizcocho rancio
              Después de un viaje, sitios extraños se introducen en su mente
              Con observación, se desahoga
              De forma incoherente. ¡O que yo sea un tonto!
             Ambiciono una indumentaria llena de colores.

Duke Senior. Tú deberías tener uno.

Jaques:                                              Esto es mi único traje;
                      Siempre que elimine sus mejores sentencias
                      De todas las opiniones que maduran en ellos
                      Que soy prudente. Debo tener libertad
                      Además, para volar a través del viento
                      Llegar hasta quien quiera; como lo hacen los bufones;
                      Y ellos que son los más descarados con mis disparates,
                      La mayoría de ellos debe reírse. Y ¿por qué, señor, deben ser así?
                      El “porque” es claro de la misma forma que una iglesia parroquial:
                      Él como bufón tiene una sabía agudeza
                      De forma muy imprudente, aunque es listo,
                      Sin percibir las reverencias sin sentido: sino,
                      La insensatez del hombre es disecada
                      Incluso por las desaprovechadas miradas del bufón.
                      Confiéreme a mí ese ropaje, deme permiso
                      Para que hable mi mente, y por medio de ella
                      Limpiar el asqueroso cuerpo de un mundo corrompido
                      Si ellos pacientemente recibirán mi medicina.


 Bibliografía:



Concha Muñoz, Ángeles de la; Elices Agudo, Juan Francisco; Zamorano Rueda, Ana Isabel. Literatura inglesa hasta el siglo XVII. Madrid: editorial UNED, 2009.

Greenblatt, Stephen. The Norton Anthology of English Literature Vol. 1 - The Middle Ages through the Restoration and the Eighteenth Century. W. W. Norton & Company Inc., 2006.

sábado, 11 de agosto de 2012

Cecilia Gallerani, la dama del armiño (3ª parte)

Moderna representación de "La Dama del Armiño"


Beatrice versus Cecilia

Ludovico veía a su joven esposa Beatrice como "una criatura fascinante" que colmaba de alegría a los súbditos de su castillo. La solía tratar con su debido respecto y consideración, además de concederle cualquier tipo de capricho que ella requería. Sin embargo, el duque era un espíritu libre que continuaba llevando una doble vida y buscando placer donde le venía en gana. 

Por otro lado Beatrice, a pesar de su juventud, ya se intuía que se transformaría en un mujer fuerte, poseedora de una profunda naturaleza y de un carácter de lo más temperamental que no pondría las cosas fáciles a su esposo.  No era suficiente para ella tener la atención,  el cariño, los halagos y los obsequios de Ludovico; para sentirse realmente completa le urgía también el corazón de su amado, y que por supuesto, no debía compartirlo con nadie más.

  
Castillo de los Sforza en Milán


 Cuando Beatrice descubrió que su marido tenía una amante embarazada y que para colmo vivía  bajo su mismo techo, su mundo se desmoronó. Le parecía una situación insostenible saber que Ludovico visitaba a menudo aquella dama y que la amaba apasionadamente. Puso finalmente a su esposo entre la espada y la pared diciéndole "¡es ella o yo!" El acorralado duque prometió que pondría fin cuanto antes a aquella relación con Cecilia Gallerani y que la casaría con unos de sus cortesanos o la enviaría a un convento.

Se dice que Beatrice d'Este estaba tan celosa de Cecilia que incluso rehusó un precioso manto dorado que le regaló su esposo. Su motivo era que en el pasado la Gallerani había recibido un obsequio muy parecido de parte del duque. No era cuestión que la duquesa se rebajara exhibiendo un atuendo similar al lucido por su rival...



  
 Ludovico Sforza, duque regente de Milán, conocido como "il Moro"


En una carta enviada al embajador de Ferrara, Giacomo Trotti, fechada el 27 de marzo de 1491,  "il Moro" le informó que había decidido no ver nunca más a Madonna Cecilia y que después del alumbramiento del hijo de ambos, su amante  accedía casarse con  Ludovico Carminati de Brambilla, conde de Bergamino de Cremona, uno de los más leales súbditos del duque regente de Milán. 


El 3 de mayo Cecilia Gallerani dio a luz a un hijo que lo llamarían Cesare. Con el motivo del nacimiento, Ludovico regaló a Cecilia unas propiedades en Saronno, aunque la mantuvo junto a su retoño unos meses más, hasta julio, lo que provocó discordias en la corte. Finalmente, presionado por su esposa y suegro, el duque Ercole I de Ferrara, decidió casar a  "la dama del armiño" con el conde de Bergamino, y enviarla junto con su hijo al palacio de Carmagnola, su regalo para el pequeño Cesare.
 

La Belle Ferronnière

Curiosamente, existe un debate si alguna vez Da Vinci retrató a Beatrice; pero podemos deducir que la duquesa no aceptaría dicho honor debido a que el Maestro ya se había encargado de inmortalizar la belleza de la que de verdad ocupaba el corazón de Ludovico. Sin embargo, la National Gallery de Londres nos sorprende alegando que el cuadro de Leonardo conocido como "La Belle Ferronnière" podría tratarse de Beatrice d'Este. Hasta ahora se había creído que la modelo era Lucrezia Crivelli, otra de las amantes que tuvo Ludovico.


 


"La Belle Ferronière", Oleo sobre tabla, alrededor de 1493-94. Museo del Louvre, París.


Bibliografía:

Cartwright, Julia: Beatrice D´Este: Duchess of Milan (1475-1497), New World Book Manufacturing Co. Inc., Hallandale (Florida), 1972.
http://blog.raucousroyals.com/2009/07/raucous-royal-of-month-cecilia.html 
http://patrimonionacional.es/polonia/pdf/Articulo_Dama_del_Armino.pdf

The National Gallery: "Leonardo Da Vinci: Painter at the Court of Milan" (Del 9 de noviembre de 2011 al 5 de febrero de 2012) http://www.nationalgallery.org.uk/whats-on/exhibitions/leonardo-da-vinci-painter-at-the-court-of-milan