domingo, 19 de junio de 2011

Cecilia Gallerani, la dama del armiño (1ª parte)



La dama del armiño (1488-1490), uno de los cuadros más enigmáticos de Leonardo Da Vinci, se encuentra actualmente en el Palacio Real de Madrid donde se celebra la exposición Polonia, Tesoros y Colecciones Artísticas. Permanecerá abierta al público del 3 de junio al 4 de septiembre de 2011. Es uno de los cuatro retratos de mujer pintados por Leonardo, siendo los otros tres la Ginevra de Benci (National Gallery, Washington), La Belle Ferronière y La Gioconda (Museo del Louvre, París).

Pero en realidad, ¿Quién fue esa dama que se convirtió en la mayor rival de Monalisa? Aunque el debate todavía continúa sobre la identidad de la modelo, la mayoría de los historiadores del arte han reconocido a esta mujer como Cecilia Gallerani (1473-1536), la adorada amante del Ludovico Sforza, más conocido como Ludovico "el Moro", duque de Milán y mecenas de Leonardo Da Vinci. Cecilia únicamente contaba con diecisiete años cuando posó para esta retrato y por entonces ya era conocida por su afamada belleza. Además, destacaba por ser una dama muy cultivada que escribía y hablaba latín con soltura, componía sonetos, cantaba y tocaba música.





Ludovico Sforza "el Moro", duque de Milán (1452-1508)


Como la vestimenta del cuadro indica, Cecilia no pertenecía a la nobleza. Ella nació en una familia numerosa de Siena, cuyo padre, Fanzio Galleani, ocupó varios puestos en la corte milanesa, incluyendo el privilegio de ser embajador en Florencia y Lucca. Su madre fue Margherita Busti, hija de un notable hombre de leyes.

Fue educada junto a sus seis hermanos en Latín y Literatura. En 1483, a la edad de diez años, Cecilia se comprometió con Stefano Visconti, sin embargo el compromiso matrimonial fue interrumpido en 1487 por razones desconocidas. En mayo de 1489, se fue de casa para el Monastero Nuovo, y posiblemente fue allí donde conoció a Ludovico.

Ludovico había instalado a Cecilia en unos aposentos del Castillo de Milan, y rápidamente se propagó un rumor revelando las intenciones del duque de convertir a su amante en legítima esposa. Desgraciadamente, asumir su "affair" habría perjudicado las alianzas políticas de Milán. Por lo tanto, el avispado Ludovico creió conveniente no mezclar los entresijos del corazón con los asuntos de Estado. Al poco tiempo, desposó a la igualmente encantadora Beatriz d´Este, hija del duque de Ferrara, en enero de 1491.





Beatriz d´Este, duquesa de Milán (1475-1497) , pintada por Ambrogio de Predis (1490).


La duquesita, a sus 15 primaveras, era una damisela alegre, risueña y llena de vida. Al menos esa era la imagen que transmitía a sus súbditos. No obstante, como todo lo que rodea la existencia humana, estaba la otra cara de la moneda. El "Moro" veía a su joven esposa como una criatura dichosa y fascinante, mostrándose siempre respetuoso e indulgente con ella, pero no por ello dejó de seguir llevando una doble vida.

Probablemente, el duque esperaba que la joven Beatriz se convirtiera en una esposa complaciente y hiciera la vista gorda a su idilio con Cecilia Galleani. Pero la duquesa demostró ser todo lo contrario, una mujer de armas a tomar, incapaz de tolerar bajo ningún concepto que su marido compartiera el lecho con otra dama que no fuera ella.


Continuará...

4 comentarios:

lady grey dijo...

Hola Lady Caroline:
Me has capturado con esta gran entrada.
¡Qué maravillosos son los designios de la historia!,han dado identidad a la joven de la pintura de Da Vinci.
Como siempre el amor nunca es tomado en cuenta en los matrimonios, los asuntos de estado son más importantes y ese sentimiento puede interferir en las alianzas políticas.
La belleza de las dos mujeres en la vida de Ludovico es innegable, el corazón atrapado entre dos damas ingeniosas y hermosas.
Os felicito por la música tan maravillosa que adorna vuestro blog.
Besos y abrazos.

Fawn dijo...

Me encanta tu blog. He aprendido muchas cosas con él- Enhorabuena por tu labor ^__^

Lady Caroline dijo...

Hola Lady Grey: Ludovico Sforza prefirió las razones de estado a los designios del corazón.No tenía escapatoria, en primero lugar estaba su ducado, y debía hacer todo lo posible para mantener la paz con los territorios vecinos.

Gracias por tus bellas palabras y por siempre visitarme.

Besos

Lady Caroline dijo...

Fawn: ¡¡Sé Bienvenida a mi corte!! ¡Muchísimas gracias por la visita! Saludos