lunes, 7 de septiembre de 2009

Doña Sancha de Aragón, la cautiva de los Borgia: Segunda Parte

Jofré Borgia fue al encuentro de su prometida. Su apostura y gentiles modales causaron una buena impresión en la casa real napolitana, incluso a Sancha le pareció un jovencísimo caballero muy agradable. El hijo de Alejandro VI recibió elogios de toda la corte, además, su esmerada educación, no tenía nada que envidiar a los otros príncipes renacentistas del momento.


El 07 de mayo de 1494, Jofré acudió al Castel Nuovo en vistas de su inminente enlace. Se hallaba presente el rey, el príncipe Federico tío de la novia, el cardenal de Monreal, doce mujeres y doncellas de Sancha, y algunos miembros de la nobleza.

Fernando Dixer, el tutor de Jofré, colmó a la joven pareja de exquisitos regalos: collares de perlas perfectas, un dije con rubíes, diamantes y gruesas perlas ovaladas, y una fila de sortijas, catorce, de diamantes, rubíes y turquesas, de piedras preciosas de todas clases; y también, piezas de brocado de oro, de terciopelo y de seda, y ornamentos elegidos por especialistas. Sancha no pudo evitar observar maravillada aquellos preciosos obsequios que hicieron avivar en ella un estado de ánimo alegre y optimista. Nada podría satisfacerle tanto como presentarse adecuadamente en una fiesta y ser objeto de las más bellas alabanzas. Sabía que las celebraciones eran una parte indispensable de la vida cortesana, y en breve presenciaría la coronación de su própio padre.

Vistas de la ciudad de Nápoles

Al día siguiente, el rey Alfonso recibió oficialmente una digna coronación en nombre del Papa. Dicho acontecimiento no defraudó a los allí presentes, deslumbrando a todos con su fastuosidad. Alfonso II de Nápoles fue ungido y coronado rey en el obispado, con toda solemnidad y todos los ritos correspondientes. El nuevo soberano aprovechó en momento para conceder favores a los nobles más destacados del reino. Al finalizar la investidura de aquellos ilustres caballeros, las atenciones recayeron sobre Jofré.


Alfonso II de Nápoles


El joven avanzó, dobló la rodilla a los pies de trono, y fue tocado por el rey en la oreja izquierda con la espada guarnecida de pedrería:

- "Dios y San Jorge te hagan buen caballero".

El vástago del Papa fue nombrado príncipe de Squillace y conde de Coriata, obteniendo además la orden de armiño, "mejor morir que traicionar". Enseguida, tuvo lugar la cabalgata de honor, representación para el pueblo que se había congregado a la espera.

El 11 de mayo se celebró la ceremonia religiosa de las bodas de Jofré y Sancha. La princesa napolitana fue encaminada hasta el altar por su padre, en la capilla real del Castel Nuovo, donde el obispo Gravina dijo la Misa, que no era nada simple. Una de las particularidades de este este sigular acontecimiento era ésta: el obispo, tras haber comulgado, besaba en la boca al diácono, el diácono pasaba el beso al novio, y el novio a la novia. Al dar por finalizada la Misa y la bendición, se dirigieron a un concierto de música y después a un preciado manjar; y por último, colmados de una supuesta dicha y llegada la noche, Jofré fue a aguardar a su esposa a su nueva morada, que estaba muy cercana al Castel Nuovo; y con ella llegaba poco después en companía del monarca y del cardenal Borgia, subió a la recámara núpcial.

Mientras tanto, el séquito de Sancha estaba preparando los últimos detalles para acoger a la pareja recién casada en sus aposentos. Antes de dar comienzo a lo que todos estaban esperando, las damas más viejas se encargaron de desnudar no solo a su señora sino también el recién investido príncipe de Squillace y los acostaron juntos en el lecho, descubriéndoles el pecho hasta la cintura, como estaba indicado en el protocolo habitual. Las mujeres se retiraron, dando paso al rey de Nápoles y al cardenal de Monreal y presenciaron, según la costumbre de la época, la consumación de la unión.

Era una situación que todos los miembros de la nobleza habían padecido y ahora les tocaba a ellos hacer frente con la mayor dignidad posible. Sancha y su marido no podía huir de aquel bochornoso momento. Los dos ilustres asistentes que les miraban no disimularon las risas ante la inexperiencia de los novios y admiraron lo "gracioso y animoso que estaba el príncipe". Quedaba ya poco para el amanecer cuando, bendecido el nuevo lecho, el rey y el cardenal dieron por terminadas sus funciones y se marcharon.

Bibliografía:

Bellonci, María: Lucrecia Borgia, su vida y su tiempo, Editorial Renacimiento, México D.F., 1961.

14 comentarios:

Diana de Méridor dijo...

Que diferente era este hermano a los otros. Debido a ello, hasta corrieron rumores de que no podia tener el mismo padre.
Madame, por cierto que la biografia que usted menciona sobre Lucrecia no la he leido. Entonces me la recomendaría usted? Ya sabe que me quejo de que hasta ahora cuanto me he ido topando sobre ella no me deja convencida.

Bienvenida de regreso!

Bisous

Anónimo dijo...

No conocía el rito de pasar el beso de uno a otro. Hoy día seguro que hubiera sido el centro de todas las críticas jajajaja. Por cierto, Jofré agasajó bien a su prometida antes de la boda, quien pillara alguno de esos regalos tan lujosos

Gran trabajo milady, saludos

Lady Caroline dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lady Caroline dijo...

Buenas tardes Madame,

Se dá a entender, según algunas declaraciones del Papa, que Jofré era fruto de la relación de Vanozza Catanei con su marido.
A respecto de la biografía que menciono, todavía no he finalizado la lectura, pero conforme voy avanzando las páginas más intrigada me tiene. Lo bueno de este ensayo es que se adentra bastante en varios personajes que rodeaban a Lucrecia y en diversas costumbres cortesanas de la época. Me agrada porque no retrata a Lucrecia como la típica envenenadora, y además, se observa como fue un mero instrumento en manos de su ambiciosa familia. Apenas soy una novata en las intrigas de los Borgia, pero puedo decirle que por ahora me va gustando mucho.

Es una lástima que el ensayo está fuera de circulación, únicamente se puede adquirirlo en tiendas de libros antiguos y usados. Este ejemplar lo que conseguido, por suerte, en la biblioteca de mi ciudad.

Besos Madame y espero que le haya servido de alguna ayuda.

Lady Caroline dijo...

Gracias María, la verdad es que era una costumbre bastante curiosa, me he quedado a bolos al leerla!

Ni que fuera solo un pequeño de esos obsequios yo me daría como satisfecha!

Saludos

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Tela con el protocolo... primero te besa un diácono y luego tienes q consumar delante de tu suegro y de un cura...

Anónimo dijo...

Interesante post, se hace agradable encontrar lugares como este en los que poder seguir un periodo tan movido como es el comienzo del mundo moderno. En referencia a lo del rito del beso sí que es curioso, al parecer simbolicamente transmite la idea de que se comparte un mismo "aliento vital", aunque el rito ha dado lugar a mas de un mal entendido entre aquellos que nos acercamos a la historia.

Un saludo

José Luis López Recio dijo...

UNa pareja muy interesante. Tanto uno como otro son personajes con valor en si mismo.
Saludos

Lady Caroline dijo...

José Luis: Son realmente situaciones inauditas...Que mal trago debían pasar, teniendo a un montón de gente observándolos!

Saludos

Bragi: Bienvenido a mi corte, es un enorme placer recibir tu comentario. Muchas gracias.
A respecto del controvertido beso, para la mentalidad de nuestros tiempos es algo extraño de concebir, pero como tu mismo afirmaste, tiene un simbolismo que hace alusión a la vida y a dos almas que se unen para siempre.

Saludos


José: Aún queda mucha historia por contar, varios contratiempos depararan a la joven pareja!

Saludos

Minea dijo...

Yo tampoco conocía el rito del beso, parece un ritual muy interesante por el significado.
"Lo gracioso y animoso que estaba el príncipe" que guasones!
Saludos!

Lady Caroline dijo...

Hola Minea, que alegría verte por aqui!!Bienvenida!! Sinceramente, desconocía totalmente esa costumbre, me sopreendí un montón!!
Pobre Jofré y Sancha, que situación más bochornosa!!


Saludos

Ccasconm dijo...

Qué raras costumbres desde nuestro punto de vista actual!!! Pobres chicos: en su primera noche de bodas tener dos polizones a bordo. Seguro que después la novia arrastraría un trauma de por vida. Encima de no conocer a tu marido, te examinaban en "artes amatorias".

Espero que Jofré no fuese igual que sus hermanos.

Besos

Negrevernis dijo...

Tampoco yo conocía el rito del beso, así que te agradezco la entrada.
Preciosa ambientación musical.
Con tu permiso, enlazo tu blog: me ha gustado mucho.
Un saludo.

Lady Caroline dijo...

Carmen: Estoy de acuerdo, que costumbres tan raras, desde el punto de vista de nuestra mentalidad actual es algo inconcebible! Ese era el precio por pertenecer a la realeza

Besos


Negrevernis: Muchas gracias negrevernis, bienvenida la corte!
A quie serás siempre bien recibida.

Saludos